El bloqueo
El bloqueo
Hay muchos almerienses a los que les rechina el discurso explica la labor de la Junta de Andalucía en Almería como un factor limitante del desarrollo de nuestra capital y provincia. Sin embargo, al margen de las opiniones de cada cual hay una incontestable secuencia de hechos que, analizados de manera conjunta, dejan escaso margen argumental a los defensores del papel vertebrador de la Junta con Almería. La última perla del collar de piedras de molino que viene engarzándonos la Junta es su sorprendente negativa al convenio tripartito que, una vez puestos de acuerdo Ayuntamiento y ADIF, permitiría liberar una gran parcela ferroviaria en desuso en el mismo centro de Almería, eliminando la tapia junto la vieja estación que aún divide a la capital. Faltaba el acuerdo de la Junta y, como podrán imaginarse, éste no se ha producido. Las razones esgrimidas en este caso por el gobierno andaluz son tan chiripitifláuticas como cuando aseguraron que poner un Corte Inglés en La Salle iba a generar problemas de tráfico o cuando no autorizaron en Roquetas el centro comercial Gran Plaza por una presunta falta de clientes. Pásmense, pero la Junta se opone a este convenio porque piensa que a medio plazo puede ser perjudicial para la economía social almeriense. Dan igual las razones; el caso es oponerse. Pero son los mismos que, en caso de necesidad electoral, no dudan en tentar un pacto de conveniencia con la promesa de “desbloquear” (es el verbo que ellos mismos usaron) asuntos. Digo yo que para poder desbloquear algo habrá que haberlo bloqueado antes. Y eso supone voluntariedad. Así que menos rollos y gracias, otra vez, por nada.