La Voz de Almeria

Opinión

Publicado por

Creado:

Actualizado:

No me gusta la feria. Se podría decir que siempre he aprovechado esos días para disfrutar de la tranquilidad en las playas. Sin embargo, no siempre fue así, ya que mucho antes de ser periodista fui turronera y creo que, de haberme dejado mis padres, lo hubiera sido siempre.
Cuando era niña, mi condición de cataluza hacía que cada verano mi familia y yo nos abrazásemos a la canícula en el Campo de Níjar. El cortijo de mis abuelos se convertía en una suerte de campamento para todos los primos. Allí, los días pasaban entre las playas del Cabo y los recuerdos de aquellas noches se construían a partir de las diferentes fiestas de los pueblos. 

Hubo un verano en el que ‘Grease’ nos eclipsó. No recuerdo con precisión en qué año ocurrió, pero sí que desde ese momento bailaríamos siempre como Sandy Olsson y Danny Zuko. Pasaríamos las tardes ensayando, después de la merienda, hasta conseguir una coreografía perfecta que ejecutaríamos en las noches de feria. Si algo bueno tiene el Campo de Níjar, además de sus playas, es que hay fiestas por doquier.

Nos colocábamos cerca del escenario para pedir a la orquesta nuestra canción. Creo que nunca versionaron un tema de ‘Grease’, así que tuvimos que adaptar el ‘You are the one that I want’ a lo que fuese. Con los años y la influencia de ‘Dirty Dancing’ perfeccionamos nuestros bailes. Entonces un adulto nos supervisaba, no por la sensualidad que nos pudiera despertar Baby y Johnny Castle, sino por si en un descuido nos partíamos la crisma con semejante pantomima.

La Feria de Almería se convertía en nuestra gran noche, la oportunidad para demostrar el esfuerzo de todo el verano en aquellos pasos de baile. ¿Cómo no iba a gustarme la feria? Había algo fascinante en aquellas noches turroneras, diría que casi extraordinario. La gente nos aplaudía y juraría, al menos en mi recuerdo tergiversado, que alguna noche un foco nos siguió por la pista de baile iluminando aquella magia. Fuimos unos pioneros.

Un verano, sin previo aviso, decidimos que la vergüenza ya no nos permitiría seguir bailando y cambiamos las orquestas de verbena por los cacharricos. A estos últimos les debo la mayoría de mis lesiones musculares y que ya no me guste la feria.

Ahora que el concepto de ‘No Feria de Almería’ se instala en las redes sociales, no puedo evitar acordarme de esos días de infancia y quiero recuperar mi gran noche. Ya saben, la morriña. ¿Siguen los niños bailando en las verbenas? Puede que hoy llame a mis primos y les pida volver a esa pista de baile. ¿Ustedes eran más de ‘Grease’ o ‘Dirty dancing’? Yo quiero volver a ser turronera.

tracking