Desconozco qué tipo de decoración o mobiliario existe en la sala donde se celebran las sesiones de la decaída comisión de investigación de los epicéntricos ERES, pero creo que bien podría estar presidida por una inscripción con el famoso verso que Dante situó a la entrada del Infierno en su Divina Comedia: "Oh, vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza."

Y es que ya me dirán ustedes qué confianza de esclarecimiento vamos a tener en este caso si cada vez que conseguimos desprender un velo nos aparece otro telón, duro como el acero de algunas caras blindadas. Fíjense cómo estará de cercano el desenlace del caso, que acaba de conocerse que el ex director general de Trabajo de la Junta, y uno de los  imputados en la trama, Juan Márquez, ha admitido ante la juez Alaya que la Junta destruyó expedientes "por error" en el transcurso de dos mudanzas. Se trataba, según explicó, de "mudanzas internas" sin más trascendencia y que no sabía las razones por las que se habían destruido.

Qué tío. Y ya me dirán qué puñetas se va a poder demostrar con esta "casual" destrucción de pruebas. Ni hay pruebas, ni las habrá, como dijera el Gran González. Hemos pasado del Comando Fairy (el reducido grupo de colaboradores del ex consejero Recio que se reunía los fines de semana en algunos despachos con las persianas bajadas y que luego lavaba las tazas de sus cafés en un cuarto de baño) a la negación de la máxima jesuítica de "en tiempos de turbación conviene no hacer mudanza". Está claro que, por lo menos en este caso, la mudanza es lo que va a acabar librando a algún golfo de toda turbación.