¿Para qué estudiar?
¿Para qué estudiar?
La pregunta del Secretariado Gitano, en sus treinta años de lucha -que es revolución- para el despliegue de un pueblo de enorme inteligencia, me lleva a encontrar respuestas sobre las que antes no había ahondado: El estudio puede suponer una liberación interior, el desprendimiento de los anclajes que impiden un verdadero crecimiento, para saber, conocer, tener conciencia crítica y oponerse a cuanto nos esclaviza. Ha de producir, en nuestros adentros, un gran cambio, un gran avance y una gran apetencia. Nos traslada a una nueva dimensión, a un descubrimiento en soledad, que es también un verdecer en unidad, junto a otras personas. Estudiar para avivar el pensamiento, para indagar en nuestra realidad. Para activar la imaginación creadora, capaz de transformar y aportar la mejora de las cosas. A través del conocimiento desvelamos la capacidad asombrosa de generaciones y mentes prodigiosas para inventar con una función de utilidad o disfrute del alma; para reconocer en el Arte el lenguaje de la paz y la armonía universal; contribuir al bienestar y a la armonía de la selva caótica del mundo; vencer los odios, la devastación, las guerras y contribuir al cumplimiento de los derechos humanos. Para seguir teniendo la mirada limpia; descubrir el mundo y sus criaturas asombrosas. El estudio es un intento de que nadie pueda cerrarte el mañana, de que tu inteligencia no se quede varada y siga el crecimiento de su luz. El sacrificio de tu inteligencia (por una causa de apariencia afectiva) es una aberración contra ti misma. La Cultura ha de ser aquello que me ennoblece y no me humilla de manera alguna, es también liberación de los míos y, un salto sobre mi propia realidad (sin olvidar quien soy ni de dónde vengo) para acabar mejorando e iluminando dicha realidad. Estudiamos para que se acaben los guetos, porque la tierra tiene pendiente la gran revolución por la dignidad. Para hallar –desde la utopía- un trabajo que me guste, que sea mi deleite y encanto de mis días. Investigo, desvelo, para ser yo mismo, no el que tú quieres que sea –con amarres. Para que el camino no se interrumpa. Para que la rama de la inteligencia siga subiendo. Para tomar conciencia de que el aprendizaje es permanente y dura la vida entera. Y tener muy claro que, en la calle, hay una universidad de sabiduría rebosante. Estudiamos para saber quiénes somos y hasta donde podemos llegar: hay millares de cosas que aún no han sido descubiertas y, acaso, a ti te ha sido destinado ese hallazgo portentoso. No te cierres, se generosa contigo y los demás. Cerrarse es, acaso, negar la posibilidad del engrandecimiento de una época. Ármate de tijeras para cortar todas las cuerdas que te impidan el avance.