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Opinión

El invierno de la primavera árabe

El invierno de la primavera árabe

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Hay más nubes que sol en la primavera que surgió en las naciones árabes al derrocar a los autócratas que las gobernaban. La idea de que desaparecidos estos florecerían unas democracias imperfectas pero parecidas a las nuestras se ha casi esfumado. Ahora comienzan a brotar las dudas, ¿ se ha quitado de la circulación a dictadores,incluso moderados, pero amigos de Occidente y se ha dado paso a unos regimenes excesivamente islamizados, y no en el buen sentido del término, en el que la mujer sigue teniendo un lugar en la sociedad inferior al del hombre etc...?


Túnez es un buen ejemplo. Era el país en el que la mujer había conseguido, gracias a las reformas de Bourguiba de hace más de medio siglo, unos avances considerables. Existían aún leyes absurdas como las hereditarias, según las cuales la hembra podía heredar solo la mitad que el varón, pero la revolución contra el presidente Ben Ali , que fue alimentada en buena medida por el odio que despertaba la codicia y corrupción de su esposa, había dado pábulo a toda clase de esperanzas. Como confiesa la periodista Olfa Belhassine, con la llegada de los islamistas “nuestras ambiciones han bajado algunos peldaños, nos contentaríamos con conservar los derechos que tenemos”. Esos derechos son inferiores a los que que goza cualquier mujer en Europa. Los islamistas tratan asimismo de imponer el porte del velo en la Universidad algo que en Tunez se había abandonado.


En Egipto, la situación no es mejor. Los generales parecen contentos de haberse desembarazado del clan Moubarak pero se aferran al poder permitiendo una apertura reducida,incluso despuésde las elecciones, algunas de sus reacciones han sido siniestras como la de practicar pruebas de virginidad a jovenes detenidas en una manifestación y en las ocurridas en la plaza Tahir el “Abajo Mubarak” ha sido sustituido por el “Abajo los generales”.El resultado de ls elecciones es para algunos también inquietante. En Libia, donde Occidente intervino con gran costo en derrocar a Gadaffi, se ha intentado establecer una cuota del 10% para las hembras en la Asamblea constituyente. No se implantó finalmente pero el número de mujeres, muy activas durante la revolución, es ridículo comparado al de los hombres. En las cancillerías y comentaristas europeos y americanos ya hay decepción sobre la situación.


Mientras en Siria siguen la muertes, quizás la cifra haya llegado a 8,000. El Presidente Assad no va cejar con la represión. Los periodistas europeos que han podido abandonar el país atestiguan unánimente que las acusaciones de Assad a los insurgentes en el sentido de que estos habrían atacado a periodistas extranjeros son patéticamente risibles. Son los militares oficiales los que tienen a veces ordenes de disparar contra ellos. La comunidad internacional continúa sin saber que hacer, no sólo por la actitud obstruccionista de Rusia y China sino porque la intervención militar en Siria presenta problemas que no surgían en Libia y porque armar a los rebeldes también es arriesgado.¿ Están unidos? ¿ No serácontraproducente para el día de mañana? La solución no es clara. Hay quien sugiere que habría que anunciarle a Assad que tarde o temprano será perseguido por crímenes contra la humanidad. Eso le haría vacilar y crearía dudas entre los que le apoyan.


Lo que sí florece en la primavera árabe es la venta de armas. Franceses, británicos y alemanes acuden a Libia a vender, Rusia no para su suministro a Assad a pesar de que el sirio ha sio considerado prácticamente un proscrito por un sector numeroso de la comunidad internacional y los países del Golfo, temerosos del ascenso de Irán en los últimos tiempos hacen pedidos importantes a Estados Unidos. Francia no escapa mal, Arabia saudita le acaba de comprar unos 150 tanques. Observarán ustedes que los mayores vendedores de armas, Estados Unidos, Rusia, Francia... son los encargados de velar el el Consejo de Seguridad de la Onu por la paz mundial. Es gracioso si no fuera trágico.


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