Andalucía, impagable
Andalucía, impagable
Todos ustedes están familiarizados con ese tono no ya enfático sino claramente panegírico que ha venido empleando diariamente la Junta de Andalucía a lo largo de los últimos treinta años para hablar de sí misma. Los lemas acuñados, tan contundentes y descriptivos, no es que formasen ya parte de un libro de estilo o manual de autosatisfacción, sino que constituían toda una autosatisfacción manual por la cantidad de gozo concentrado que intentaban proporcionar. Recordarán sin duda aquellos "Andalucía, de lujo" o "Andalucía, imparable", que querían reflejar una realidad ficticia y paralela, porque mientras los anuncios trufaban los medios de comunicación andaluces de mensajes de excelencia social, felicidad suprema y éxito por decreto, Andalucía se hundía en las cifras de desempleo, fracaso escolar y renta per cápita. Y no lo digo yo. Ahí están las estadísticas oficiales.
Bueno, pues después de todos estos años de gran despliegue fantasías animadas de ayer y hoy acerca de las virtudes y maravillas que nos ha deparado a todos los andaluces nuestro gobierno autonómico, nos encontramos con que la Intervención General de la Junta de Andalucía acaba de ordenar a las Consejerías que no contabilicen nuevos expedientes. Es decir, que esa Junta de Andalucía imparable y de lujo está en suspensión de pagos. El presidente Griñán, el que era consejero de Hacienda cuando el tema de los ERES falsos, ha dado orden expresa de no pagar a los proveedores para intentar maquillar así las cifras del déficit antes de las elecciones y decir con papeles en la mano que la administración pública andaluza es austera y respetuosa con el dinero de los contribuyentes.
Es decir, que será el próximo gobierno el que se coma el marrón. Francamente, cada vez encuentro más similitudes entre el cambio de gobierno que anuncian las encuestas con la ruptura del Séptimo Sello que cuenta el Apocalipsis. Vamos, que un gran silencio cubrirá la Tierra… porque nos vamos a quedar con la boca abierta.