Ojalá aparezca pronto
`Se ha podido ver la bipolaridad de las redes sociales: dan la alarma pero también amplifican las conjeturas`
Ojalá cuando usted esté leyendo estas líneas se haya producido ya la esperada localización del niño Gabriel Cruz, de ocho años y desaparecido el pasado martes en las inmediaciones de casa de su abuela en Las Hortichuelas, Níjar. A la hora de escribir esta columna, por desgracia, no tenemos noticias positivas. Creo que todos hemos compartido en las últimas horas, a través de los medios de comunicación, la angustia de su familia y la preocupación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que inmediatamente se activaron en su búsqueda, conscientes de que las primeras horas son vitales a la hora de enfrentarse a la desaparición de una persona. Pero no podemos olvidar el importante factor humano y situarnos en el umbral de la desesperación de la familia y amigos del niño atravesados ahora por la incertidumbre, que es un puñal aún más doloroso que la más dura de las certezas. Por eso conviene no dejarse llevar por la tentación de recorrer el interminable camino de la especulación y dejar que sean los profesionales los que digan o dejen de decir las cosas. En estas horas se ha podido ver claramente la bipolaridad de las redes sociales, que si bien en el momento inicial sirvieron para dar la alarma y extender el eco de la desaparición y el rastreo, también sirvieron como amplificador de las conjeturas y las murmuraciones más improductivas, que sólo contribuyen a la creación de ruido y al entorpecimiento de las pesquisas. No es necesario demostrar nuestra preocupación y empatía en las redes aportando deducciones personales o estableciendo como ciertos hechos no probados. No entorpezcamos la ya de por sí difícil labor de los especialistas con aportaciones que no son tales y con el desarrollo de teorías y rumores. La mejor manera de contribuir al más rápido y feliz desenlace es abstenerse de hacer de esta desaparición un entretenidísimo foro de debate en las redes sociales.