Construir puentes y no crear fronteras
Invité a una pareja de amigos a cenar, son de esos que aprecias sinceramente aunque a veces tengáis diferencias de pareceres, tras el postre ellos se querían marchar, pero queríamos que se alargarse un poco mas la velada , así que les ofrecimos un sitio mas cómodo en el sofá y una copa para estar un rato mas distendidos.
Otro símil que podríamos utilizar, puede semejarse al de una negociación colectiva, cuando ambas partes plantean exigencias en su postura, la situación puede enconarse y no llegar a ningún acuerdo, ambas partes deben retirase, se nombra un arbitro, un intermediario y se acercan posturas hasta llegar a un final lo mas beneficioso para ambas partes.
Cosas semejantes, han podido pasar estos meses atrás entre los gobiernos de España y Cataluña, si uno decía no, el otro decía que si, si uno ponía una ley, el otro ponía dos, y así, ambas partes ha quedado deslegitimadas. Al nivel que han llegado, difícilmente alguno es capaz de bajarse, sino que al contrario la escalada puede seguir hasta limites insospechados, ya lo estamos viendo. Así, no hay pequeñas diferencias, si no que van abriendo un abismo en todas sus apreciaciones, pareciendo vivir en Planetas diferentes, así, por este camino, difícilmente podremos asistir a un acuerdo, a un arreglo satisfactorio para la mayoría, parece ahora mismo que el desencuentro es muy amplio y el punto de unión casi imposible. No se puede continuar en unas escalada de insultos de descalificaciones, de ejercer el poder por encima de todo. No podemos querer demostrar “quien es el que la tiene mas grande”. No podemos seguir jugando a exhibir banderas no para unir y solo para enfrentar. Nadie puede demostrar que es mas o menos español o catalán, colocando una gran bandera pensando que quien no la pone es mas o menos patriota.
No podemos pensar desde Andalucía, que los Catalanes son malas personas, porque unos tengan sus intereses, son muchos hijos y nietos de nuestros pueblos de Andalucía , de Almería, muchos familiares nuestros , pensemos en ellos, pongamosles caras, nombres y apellidos. La abuela de mis vecinos, los primos de mi suegra,... ¿como no vamos a querelos, si son de mi sangre?
No podemos convertirnos en hinchas de fútbol y alentar a la victoria de uno frente a otro, no podemos ser los que alientan a dos que se pelean, no podemos echar mas leña a un fuego que va a incendiar el bosque que nos da vida. A veces sin pensar en la responsabilidad de cada uno, un profesor , un director de periódico, un tertuliano, un politólogo, tratar de buscar un titular brutal o en una tertulia querer quedar brillante soltando un exabrupto mayor que el otro, sin darse cuenta que otros nos escuchan y no ayudamos a la paz, al entendimiento, a edificar y construir juntos.
Sin embargo, el dialogo y el talante flexible debe ser lo que marque el camino próximo. Nada puede acabar mal si uno no quiere, creemos en la capacidad de dialogo, de escucha, de entendimiento. Vivimos, a pesar de todo, porque tenemos esperanza.
Son necesarios , sabios que nos iluminen, personas ecuánimes como Emilio Lledó, Saramago, Francisco Ayala,... Gente que ayude con su sapiencia y buen hacer a pacificar, a buscar puntos de entendimiento, a poner una pizca, si quiera, de esperanza. Tal vez sea el momento de que la cerrazón, los que no son capaces de llegar a entenderse, se retiren y dejen paso a mediadores, gente distinta. Es muy posible que sin casi darnos cuenta, le hemos dado un pequeño golpe a un jarrón querido y lo hemos tirado al suelo, ¿como hago ahora para recomponerlo, para pegar las piezas y que apenas se note nada?. Si nos queremos, alguna solución habrá, seremos capaces de renunciar a las posiciones máximas y crear espacios comunes
Son muchas las personas, del mundo del deporte, de la cultura, ciudadanos de a pie de dentro y fuera de Cataluña, que están profundamente tristes por todo lo acontecido y piden que se reconduzca. Creen que tiene arreglo, que se puede y se debe dialogar, que debemos construir puentes y no crear fronteras, que es necesario mesura, que no sientan que queremos quebrar los lazos con los ciudadanos de Cataluña, que no sientan esa crisis emocional que nos lleva a llorar, que nos hace vivir con el corazón encogido en pos de buscar la esperanza desde el dialogo
Si un hijo mio se quiere ir de la casa ¿que haría? Le abuchearía, lo abroncaría, le pegaría? ¿Me sentaría a razonar con él, tratando de ser cariñoso? ¿Le abriría la puerta y le diría marchate y no vuelvas?