Ver el mal
Ver el mal
Una especialista en pintura medieval ha creído ver la cara del mismísimo Diablo (no me resople, que la que ve cosas raras es esa señora y no yo) en un fresco pintado por Giotto para la basílica de Asís, en Perugia, Italia. La obra en la que se habría descubierto el rostro del Maligno data de 1290 y en ella se representan estampas de la vida de San Francisco de Asís, patrón de Italia, y fue encargada por la orden franciscana al famoso pintor florentino. Contado así, la cosa tiene un aire de capítulo inicial de cualquiera de esos libros de códigos y leches fritas que tan de moda están entre los amantes de la lectura poco exigente, pero tal como uno lo ve, no es más que la evolución ilustrada de la tendencia que tenemos a querer poner cara a las cosas que no la tienen. Del mismo modo que a veces no vemos lo que no queremos ver, muchas veces pasa lo contrario y acabamos viendo lo que creemos que deberíamos ver. No sé si me explico, pero piensen en esas buenas señoras que aparecen una tarde en algún programa asegurando que se les ha aparecido el Cristo de los Gitanos en un jamón. En todo caso no parece probable que Satán haya esperado casi 900 años para manifestarse en un fresco pintado en una iglesia, más que nada porque lo Perverso tiene hoy día multitud de escenarios donde dejarse ver. De hecho, no fueron pocos los que creyeron ver al Príncipe de las Tinieblas la otra noche en la tele, con la barba enrojecida, pestañeando como un poseso, acariciándose las manos y tentando al personal: "Si renunciáis a vuestra memoria, todo este universo de prestaciones sociales será vuestro…"