La Junta corta el grifo a los regantes del Bajo Andarax
Llevan veintiséis años los regantes del bajo Andarax usando para el riego de sus fincas el agua depurada. Para ello tenían cada año que solicitar los regantes, como así ha indicado la propia Junta de Sevilla, la oportuna autorización.
¡Veintiséis años! No uno ni dos, dos décadas y media y un año más, cinco lustros y un año más. Y en este, cuando se le solicita a la leal Junta el oportuno permiso para seguir usando el agua depurada, le contesta el responsable que la petición no es correcta, que hay irregularidades en la misma y que por lo tanto no se le puede dar la oportuna y tan necesaria bendición. Y en esta tierra, si el “vaticano juntero” no te bendice, excomulgado te ves. Y así se ven los regantes del bajo Andarax almeriense, con los melones, sandías y el resto de sus hortalizas condenados al infierno seco y árido de nuestra tierra y sin pasar por el confesionario que les perdone el pecado de sus errores. Llevan muchos años, tantos como veintiséis, solicitando a la Junta el agua depurada para sus riegos, y a uno le asalta una pregunta, quizás absurda: ¿A lo largo de estos años los regantes han sido tontos de capirote a la hora de hacer la solicitud, o sólo se han puesto el capirote este año? Es difícil entender que los regantes hayan cambiado el formulario este año, por lo que hay que entender que el presentado es una copia del anterior, como el anterior lo era del anterior y el anterior del anterior. Así hasta cinco lustros y una año más.
¿No habrá sido el juntero de turno el que este año se ha puesto solemne, ha mirado con lupa el escrito y en vez de solicitar su rectificación, ha tirado por el confesionario de en medio y ha cortado el grifo por su santa bendición a los regantes almerienses del bajo Andarax? Si los regantes llevan años y años solicitando la misma autorización, solo se nos ocurre pensar que aquí han sido cipotes durante todos estos años los que hacían la petición, así como el responsable de la Junta que les daba la autorización para usar el agua depurada con un escrito que no era el correcto, como ahora se denuncia desde la Junta juntera de doña Susana.
Doña Gracia, dicen los regantes, les ha tratado muy bien. Perfecto, ¿pero el agua que necesitan los melones, las sandías y el resto de las hortalizas la tiran la mar?