Es verdad que lo de la “contradictio in terminis” es un término que aplica la severidad del latín a la explicación jurídica de la incongruencia y que, del mismo modo, hablar del oxímoron puede aportar confusión a la hora de explicar el descacharre que supone el uso de palabras con sentido opuesto. Por lo tanto, conviene rescatar aquel momento sublime de la historia televisiva española protagonizado por la genial pareja de humoristas Tip y Coll cuando explicaron –en presunto francés- cómo llenar un vaso con el agua de una jarra. Un manual de autoayuda sólo comparable a las famosas “Instrucciones para subir una escalera”, de Cortázar. En el momento clave del número, Coll sostenía un vaso mientras vertía el agua de la jarra a su alrededor. “Regardé la gilipolluá”, decía Tip. Si les cuento todo esto es por el globo que se han pillado las concejalas del PSOE y de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Almería a raíz de la decisión del Equipo de Gobierno de permitir que los hombres corran este año en la Carrera por la Igualdad. No se puede sostener con éxito y llenar de argumentos –como un vaso boca abajo- que el camino para luchar por la igualdad sea, precisamente, aplicar la desigualdad a los participantes de la carrera. Resulta insostenible desde el punto de vista argumental que una actividad que pretende promover la igualdad entre las personas, con independencia de su género, prohíba la participación en el mismo a unas personas, por la única y excluyente razón de su género. Y no es que yo esté precisamente loco por participar en el acto. Si alguna vez me ven corren, no lo duden: corran también, que algo grave pasa. Pero no estoy aquí para hablar de mí. Intuyo que esta incongruencia reivindicativa no es más que un capítulo más de esa forma de hacer oposición que consiste en estar en contra de todo lo que se haga, con independencia de que la lógica y la semántica conviertan, según las concejalas del PSOE e IU, a la desigualdad en combativa seña de igualdad. Lo dicho: regardé la gilipolluá.