Detalles nunca contados de La Caridad
Detalles nunca contados de La Caridad
Hoy quiero compartir con todos ustedes la historia vivida por tres generaciones y que ha tardado 120 años en ver la luz. Unos hechos que conmovieron a la ciudad el 11 de septiembre de 1.891 y que tras ardua investigación les he traído en distintas secciones de LA VOZ.
La primera vez que me puse en contacto con Pedro Muñoz Romera no se podía creer que la historia familiar que le había contado su propio abuelo, Miguel Romera Álvarez, viudo de ‘La Caridad’, iba a formar parte de la historia escrita de la ciudad. Antes de que Pedro y yo nos acercáramos hasta la escultura, días antes de la presentación oficial, rememoró: “Vamos a hacer lo mismo que nuestro abuelo hacía con nosotros y nosotros hemos hecho con nuestros hijos, visitar a la señora y contar la historia para que se perpetúe generación tras generación”.
El siguiente paso fue llamar a su hermana Adelaida, les puedo asegurar que sus palabras trasmitían la emoción contenida durante 120 años. Entre los muchos datos que me aportaron, me comentó que a su abuelo Miguel Romera se le conocía con el apodo de Los Leoncios, añadiendo: “La estatua de La Caridad, se colocó en la plaza Circular porque era donde apareció María fuertemente abrazada a su hijo y estando embarazada”, otro dato que ratifica la impresión que se tuvieron que llevar los operarios de los Talleres Oliveros que fueron los primeros en ver a María y su hijo.
Tras la primicia que ofreció LA VOZ el pasado lunes, han sido muchas las llamadas que he recibido de los bisnietos, aportándome más datos. Uno de ellos es de María Isabel Oña Muñoz; ha comprobado que cada 12 de septiembre, festividad de la Virgen María, aparecen unas rosas a los pies de la estatua sin llegar a averiguar quién lo hace. La última es de Luisa Muñoz, : “Mi padre, José Muñoz Romera, desde pequeña me llevaba ante la estatua contándome los hechos. Era tal su emoción que me daba la impresión que le rezaba”.