La Voz de Almeria

Opinión

La méritocracia

“Las sátiras y epístolas del poeta Horacio eran un venablo envenenado contra las bacanales y la corrupción”

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Tiempo  de fiestas , regalos y comidas de empresa. En sentido estricto, la méritocracia debería corresponder  al buen gobierno de una nación o autonomía teniendo  como sustento los méritos del ciudadano. 
Sin embargo hablamos de ella como una desviación de su significado primigenio  como una comunidad de pelotilleros, palmeros del poder y otras anomalías. 
Partimos del hecho de que la mayoría de los gobiernos que conocemos distribuyen las compensaciones honoríficas en tanto sirven para su gloria y sostén. Pocos años  antes de Cristo, el poeta latino Quinto Horacio Flaco recibió del emperador de Roma el obsequio de una finca que agradecería toda su vida. Pero su agradecimiento tenía límite. Horacio era confesionalmente  un epicúreo. El principio fundamental de esta filosofía es que no debemos aspirar a nada en demasía. La magnanimidad del emperador  chocaba con la ascética restrictiva  de Horacio. Pocas veces se da este milagro. Lo normal es hacerse rico siempre que el poderoso te lo permita. 
Las sátiras y epístolas del poeta  eran una venablo envenenado contra las bacanales y escándalos de corrupción. 
Aquí se daba ese conflicto moral que no sabes si los regalos engrandecen a quien los da o al que los recibe. En cualquier caso, la finca de recreo del venusino se convertía   en un refugio para las  vacaciones del poeta  alejado del mundo moral de Roma.  
En las sociedad moderna abundan los premios, las medallas y los homenajes. No siempre se premia  el mérito. Oscuros contubernios entre el poder y la publicidad hacen que la gala se desvíe  del personaje que  tiene mejor merecimiento. De esta doctrina podríamos traer algunos casos que  están recientes  desde honores que resultan un fraude hasta grandes nombres que se niegan asistir a la ceremonia. Estos últimos no abundan, menos mal. La mayoría  de los señalados por la suerte tienen a hacer de tripas corazón sometiéndose a la dinámica mercantil de vender sus productos con la faja del premio.


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