Hace unos días cogiste el ultimo vuelo, el de la nave que nunca ha de tornar. Te entregaste a Dios en cuerpo y alma y las vidas, en las que siempre había prevalecido tu entusiasmo, quedaron huérfanas de tu alegría, se fue la madre, la abuela, la amiga que se arremangaba y no solo era capaz de sacarte las castañas del fuego, te guardaba las ascuas para que estuvieses calentito en invierno. Hace unos días te fuiste, soltaste la cruz que nos habías ayudado a llevar y decidiste que era la ultima jugada, no habías perdido la guerra porque nunca estuviste en guerra, porque la vida para ti era un disfrutar, un aprender, un saber estar. Somos nosotros los que te perdimos, los que sabemos que de ahora en adelante las cosas no van saber igual, te tendremos entre nosotros, cada cual a su manera, cada cual con su pasión, para siempre, gracias por haber estado aquí.