Juan Antonio Román Castillo
Se ha ido para siempre “La perla del Quemadero”
Fue todo un guerrero, tanto dentro como fuera de la cancha

Juan Antonio Román en una de sus últimas imágenes junto al cable ingés.
Juan Antonio Román ha fallecido esta mañana en el hospital Universitario de Torrecárdenas a los 82 años de edad Juan Antonio Román Castillo, también conocido como “Bejarano” nacido en la capital el 18 de setiembre de 1943. Disfrutó jugando en Primera División en la temporada 1965/66 en las filas del Sevilla, tres años después de debutar con el Granada en Segunda División con apenas 21 años, club en el que estuvo dos temporadas. Luego vendrían otras tres temporadas en la categoría de plata con el Real Valladolid. Brilló con luz propia. Luego defendería, el Cádiz, Salamanca y Cartagena.
Se formó en el Hispania de Matías Pérez. Extremo a la antigua usanza luego reconvertido en lateral. Un jugador pegado a la banda, rápido como una centella, incisivo, luchador, infatigable, un estilista del balón con un gran regate en corto y un descomunal disparo a puerta.
Mago del balón
Padre de cuatro hijos; tres varones y una mujer. Almería le debe un reconocimiento, mejor dicho, un gran homenaje. El nombre de una calle, un campo de futbol. Porque su orgullo siempre ha sido -y será- ser almeriense. el siempre se sentía orgulloso de haber nacido en esta tierra. Tras su paso por el Hispania y el filial del Cádiz, jugó la temporada 1964-1965 en el Granada. Tenía 21 años y actuó en 22 partidos, destacando en la mayoría, y por ello, la secretaría técnica del Sevilla Fútbol Club se fijó en el almeriense.
Fue traspasado al equipo hispalense, donde estuvo dos temporadas. La de 1965-1966. Y la de 1966-1967. En la primera, participó en 16 partidos. Y en la segunda, en veinte. Le marcó goles decisivos al Betis, el eterno rival. Al comienzo de la temporada 1967-1968 lo ficha el Valladolid, donde estuvo tres campañas. Una vez ya retirado ejerció como técnico en varios equipos de categorías menores.
Un hombre del futbol, que merece un reconocido y mayor reconocimiento.