El pasado día 19 falleció nuestro amigo y compañero Julián Morales Cazorla tras una larga enfermedad. Nunca fuimos plenamente conscientes de su gravedad porque Julián, con su optimismo y vitalidad habitual, trasmitía sensaciones muy diferentes restando importancia a su evidente sufrimiento interno. Así era Julián, un hombre alegre, cariñoso, optimista, positivo, afectuoso, amable. Una persona con la que daba gusto trabajar y sentirse orgulloso de ser su amigo, capaz de “llenar” el espacio social en el que se encontraba en cada momento. Julián ha vivido intensamente su entrega a su familia, a la que adoraba, y hacia los demás, especialmente en el ámbito de lo deportivo y en su profesión penitenciaria. Ha sido querido y admirado por la totalidad de sus compañeros y por los internos, a los que siempre ayudaba y procuraba resolver con celo profesional y personal sus problemas cotidianos. No era una persona de cerrar puertas, sino de todo lo contrario, de abrirlas hacia la amistad, la simpatía, el optimismo y el afecto que daba y que procurábamos darle también. Dolores, su esposa, Cristina y Julián, sus jóvenes hijos, con su dolorosa entereza ante esta cruel y prematura situación, y todos sus amigos y compañeros tendremos que asumir su ausencia física, pero estamos plenamente convencidos de que solamente muere el que es olvidado y a ti, Julián, no te olvidamos.