Rafael Serrano Ocaña, “mi abuelo”, pese a quien le pese, es el padre de mi padre Francisco José Serrano Ruiz. No he podido disfrutar de ti, pero lo he hecho, menos de lo que me hubiera gustado y mucho más de lo que otros hubieran querido. Ya te has ido, y sé que ha sido un duro viaje en el cual ya todo terminó. Tu despedida fue dura , sobre todo por la difícil situación. Una persona (bastante querida por mi) me dijo algo en el tanatorio mientras te velábamos, duro momento el estar allí. Me dijo que las cosas debíamos hablarlas y expresar lo que nos duele, de lo cual estoy completamente de acuerdo contigo Javier Juárez, pero también a veces no hace falta decir nada para expresar sentimientos, te voy a poner un ejemplo, cuando mi madre y yo estábamos allí al lado del cuerpo de mi abuelo, yo sin montar ningún espectáculo lo estaba pasando realmente mal, porque pensaba al mirarlo que sabía que la próxima vez te vería sin vida. En ese momento entró por la puerta Francis Serrano y con el simple hecho de mirarnos me dijo millones de cosas, al igual que cuando bajé y me encontré con Filo Romera, Begoña Serrano y contigo Javier Juárez, me demostrásteis todo, solo con estar, con abrazarme, o con decirme llora y desahógate. Y os lo quiero agradecer eternamente. Os quiero. Por eso digo que a veces un gesto dice mucho, y yo por mi forma de ser quise tener un gesto de apoyo el cual en ese momento me salía del corazón. Y me encontré con un desprecio, con un querer hacerme sentir mal o culpable, y yo me pregunto, ¿culpable de qué? Exactamente ¿de qué?, ¿de estar meses buscando a mi abuelo? ¿de hacer guardia en su pueblo días y días en distintas casas para poder averiguar donde vivía? Culpable porque una vez que lo consigo localizar ir todos los domingos a verlo en un parque a escondidas? ¿por luchar hasta poder conseguir que conociera y disfrutara de mis hijos? Pues entonces sí, soy culpable y muy culpable, por luchar por ti abuelo, por lo menos por poder verte. Yo soy madre, y como cualquier madre o padre cada uno de mis hijos son parte de mi vida. Y yo no soy la que he privado a mi abuelo de ver y disfrutar de su hijo. Ni tampoco permitiría que nadie de mi entorno lo hiciera. Así que tú te has ido y no has podido vernos ni a tu hijo, ni a tu nuera, ni a tus nietos es decir, tu familia, porque eso somos, 6 años sin vernos, triste pero es así. Pero ¿sabes una cosa abuelo? Me queda una cosa buena y es que seguramente te enterarás de las veces que hemos ido al pueblo donde vivías a buscarte, a veces mi padre y madre, a veces mi padre y yo, siempre recorriendo el pueblo, preguntando en el quiosco donde comprabas el periódico, o en la cafetería donde desayunábamos o al amigo que te hiciste, seguro que te enteraste cuando te llamé por teléfono y no pude hablar contigo porque allí no vivía ningún abuelo y menos el mío, o cuando mi tu hijo fue a tu casa y no le dejaron verte. Estoy segura que te enteraste de todo. Mi padre se quedó sin madre cuando tenía 7 años, se quedó sin padre y no tiene hermanos, pero Francisco José Serrano Ruiz, a mí me tienes siempre, para cualquier cosa siempre estaré a tu lado, te quiero papá. Y estoy segura que el abuelo nos adoraba, no estoy segura es que me consta, porque yo le preguntaba y siempre quería vernos. Pero ya sabes....que no era él, tenía a sus espaldas una mochila bastante pesada que le impedía muchas cosas, pero en la conciencia de cada uno está, y la mía está muy tranquila. Abuelo no dejes nunca de seguirme en mi vida, te seguiré sintiendo como lo he hecho hasta ahora. Te quiero mucho y descansa en paz. Tu nieta Gemma Serrano Montoya.