José María Ortega
Su ¡Hola amigo! quedó grabado en mi corazón
EDUARDO G. ZARATE
Parafraseando al poeta, he de decir que la noticia de la muerte de José María Ortega, “ha me cobijado el alma, con su fúnebre sudario” Siempre quedará grabada en mi mente, su “¡Hola amigo! En aquel inigualable tono de voz, con que me saludaba al verme. En el transcurso de nuestras vidas, por tantas circunstancias, conocemos a muchas personas, unas por vecindad, otras por sociedad o profesión y algo, dentro de nosotros, algo que no es definible, los clasifica y nos dice que: “ese no va ser tu amigo en su vida” No es el caso, sino todo lo contrario, pues, repito, con José María, pese a los avatares de la vida, su “¡Hola amigo! Quedó grabado en mi corazón. Quizá no fui en momentos, merecedor de su estima. Puede que mi inaguantable carácter, fuese el culpable. Volveré a Almería…y en débil memoria, paseando por el Paseo, volveré la cabeza, creyendo haberle visto fugazmente. Llevaba dentro de El, “Las letrillas”, la música, surgía en su entorno, nada más tenerle próximo. Hoy, viejo, enfermo y cansado, recordarte es y será un lenitivo para mi alma, cuando tantas y tantas cosas, he decidido olvidar.