Cliff Robertson, famoso en los últimos años por convertirse en el ‘tío Ben’ en la trilogía ‘Spiderman’, falleció el pasado sábado en Nueva York a los 88 años. Aunque debutó en 1955 con la película ‘Picnic’, de enorme éxito en su época, sería la película ‘PT-109’ (1963), en la que daba vida al mismísimo presidente John F. Keneddy al final de la II Guerra Mundial, la que le lanzaría la fama. Era la primera vez que un presidente de Estados Unidos era retratado en el cine mientras ejercía ese cargo, y el propio JFK dio el visto bueno para que Robertson le encarnara. Unos años después, en 1969, ganó el premio Oscar al mejor actor por su papel en ‘Charly’, película en la que daba vida a un discapacitado mental. Nació en La Jolla, un pueblo cerca de Los Ángeles, como Clifford Parker Robertson III. Sus padres tenían un rancho y eran acomodados. Durante los años escolares, Robertson se apuntó a clases de teatro porque era la forma de evitar tener que asistir a varias de las clases normales. No obstante, esta actividad le sirvió para desarrollar un interés por la interpretación. Durante la Segunda Guerra Mundial fue llamado a filas y a su regreso del servicio militar ingresó en la universidad Antioch. Su primer trabajo fue como locutor de radio, pero pronto se orientó hacia el teatro, y viajó durante dos años con una compañía ambulante. De allí consiguió un papel en Broadway, donde debutó en 1952 en una obra dirigida por Joshua Logan. Desde ‘Charly’, una película en la que interpretó de forma magistral a un disminuido mental que es sometido a un experimento científico, como consecuencia del cual su inteligencia se desarrolla hasta niveles de genio, ha intervenido en numerosas películas, en papeles que a medida que se ha hecho mayor han sido frecuentemente de carácter secundario, sin que ello mermase el reconocimiento de la crítica y del público. También ha participado en numerosas producciones para la televisión.