Emilia Sara Pardo Hernández
¿Por qué te fuiste?

Hoy, 27 de agosto, se cumple un año de tu marcha. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué te tuviste que ir? ¡Nada es lo mismo sin ti? No te haces idea de lo mucho que te añoro, tata. Aún después de un año, no me hago a la idea de que tú no estás, que no vas a estar en casa esperando a que llegue. Paso por tu puerta y me da pánico la idea de que no estás. Son tantas las cosas que te quisiera contar que me faltaría folio. Me encantaría estar contigo. ¿Qué no daría por lograrlo? Pero sí te voy a hablar de alguien a quien tú querías, y mucho. Sí, ese alguien es mi hija, tu sobrina Ainhoa. Ya tiene casi cinco años, y está preciosa. Ella piensa que tú eres esa estrella que brilla en el cielo. Cada vez que pasamos por tu puerta, me pregunta: - Mamá, ¿la tata ya no está?, ¿a que se fue al cielo? Se acuerda muchísimo de ti. ¿Sabes algo? Te quiero, lo seguiré haciendo siempre. Jamás se me olvidarán esos consejos que me dabas. Te voy a decir algo, aunque es tarde: Tenías razón en muchos (siento no habértelo dicho antes). Tú has sido para mí como mi segunda madre, y me he quedado sin ella tras tu partida. Sé que cuando te fuiste, muchas cosas no se hicieron como tú, durante años, dijiste. Me enfadé, y mucho, cuando esas cosas no se hicieron correctamente. Hay una imagen que no se me olvidará jamás, y creo que a mi hermano tampoco. ¿Recuerdas cuando éramos pequeños, y tú cosías en la máquina? Ni yo ni él te dejábamos, nos poníamos en tu silla, uno por detrás y el otro por delante. ¡Cómo nos lo pasábamos! Hay una frase que tampoco se me olvidará: “¡Cierra la puerta cuando salgas!”. ¡Qué recuerdos tan bonitos! Tu marcha me ha cambiad, ya no soy la misma. Me haces mucha falta. Te quiero y te querré siempre. Cuídanos desde allá donde estés, desde esa estrella que cada noche brilla en el cielo.