Luz al final del túnel

Hay luz al final del túnel y viene sin mascarilla, pero con mucha prudencia

Marta Bosquet
22:15 • 29 jun. 2021 / actualizado a las 07:00 • 30 jun. 2021

El pasado día 26 se ponía fin a un hecho que ya formaba parte de nosotros mismos. Un complemento más en nuestra vestimenta habitual. Aunque si bien en esta época estival y de grandes temperaturas venía siendo claustrofóbico, no podemos olvidar que le debemos descensos significativos en contagios de la Covid-19 gracias a su uso. La mascarilla ya no es obligatoria al aire libre cuando se pueda guardar la correspondiente distancia de seguridad. Y este hecho que debería de acogerse con buen grado no lo es tanto cuando su anuncio se produjo para tapar la noticia de los indultos a los condenados por un delito de sedición. Aquellos que atacaron a nuestro sistema constitucional y orden establecido, ¿recuerdan? 



Sinceramente, no creo que la simultaneidad de ambos hechos sea algo causal, sino muy al contrario, una estrategia muy estudiada. Y es que el resto de las circunstancias y hechos acaecidos así lo delatan. Fue justamente Ciudadanos quien llevó al Congreso de los Diputados la proposición de que en exteriores, y siempre que pudiera cumplirse esa distancia de seguridad, fuera suprimido el uso obligatorio de las mascarillas. Sin embargo, fue el propio partido socialista del Sr. Sánchez el que votó en contra de la propuesta. ¿Con qué fin? Pues con el único motivo de, días más tarde, anunciarlo a bombo y platillo, utilizando la eliminación de la obligatoriedad de las mascarillas en el exterior para tapar los indultos. Por otro lado, se ha echado de menos, una vez más, que haya contado con criterios de expertos y por supuesto con la opinión de las comunidades autónomas puesto que no es igual la incidencia en cada una de ellas. Pero una vez más, y como ya nos viene acostumbrando nuestro presidente, en ese halo de totalitarismo moderno, sus decisiones hacen ley y no le interesa la opinión de la comunidades autónomas por si le estropean el anuncio.



Ahora llega el verano y, con ello, mayor movilidad y posiblemente relajación inconsciente en las medidas, pero por eso mismo no se debe bajar la guardia y tenemos que seguir actuando con responsabilidad. En nuestra tierra, Andalucía, se prevé para esta verano 10 millones de turistas y que se cierre el año con 20 millones, lo que supondría superar las cifras del año 2020 en un 55%. Eso es un buen augurio para un sector, el de turismo, especialmente castigado en esta pandemia (hotelero, hostelero y de restauración) que no ha recibido ningún tipo de ayudas del gobierno central y que ha echado en falta un plan nacional de Turismo o de rescate del sector presentado a la Unión Europea. No hicieron los deberes como sí lo hicieron otros países y como hubiera sido lo procedente teniendo en cuenta lo que aporta el sector al PIB nacional y a la empleabilidad. Nadie lo puede entender. 



En Andalucía, el gobierno y la consejería de Turismo y Empleo se emplearon a fondo para ajustar las cuentas y ayudar con más de 105 millones de euros al mantenimiento y recuperación del sector, porque sabe que uno de cada cinco empleos de la campaña turística de verano en España se creará en Andalucía. Y es que un sector que aporta a Andalucía el 13% de su PIB no se puede dejar abandonado. 



Hay luz al final del túnel y viene sin mascarilla, pero con mucha prudencia y de la mano de un sector estratégico y motor de impulso de nuestra economía.







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