Evitar la enfermedad

Sonia Ferrer
01:13 • 26 may. 2021 / actualizado a las 07:00 • 26 may. 2021

Para protegernos de la Covid19 usamos mascarilla, mantenemos distancias de seguridad, tomamos medidas para evitar determinados comportamientos y, por encima de todo, intentamos asumir unos hábitos que no tienen más objeto que protegernos. El objetivo es, además, conseguir que los comportamientos sean regulados por la propia sociedad, sin necesidad de normas, sino por la aceptación generalizada de lo que es correcto, o beneficioso para todos. Al fin y al cabo de lo que se trata de es no dar pasos atrás, evitar cosas que suceden, que se saben que pasarán con el tiempo, y que nos pueden arrebatar aquello que hemos construido durante tanto tiempo y con tanto esfuerzo.



Pues bien, eso es exactamente generar un cordón sanitario, establecer una barrera preventiva que evite un mal mayor. Eso del cordón sanitario ha saltado a la política, es cierto, como también lo es que estamos ante un peligro real que amenaza aquello que ya hemos construido. Que ahora, en 2021, nos vengan a hablar de retroceder en aborto, en derechos de la mujer, en cuestionar nuestro derecho fundamental e incuestionable de igualdad, la normalización de géneros o que, sencillamente, no se entienda que el que más tiene más debe pagar, es sencillamente retroceder. Este país se hizo grande por un estado del bienestar que nos sacó de la oscuridad, con un proceso que también pudo tener sus sombras, pero el avance en los últimos 40 años es incuestionablemente. Sencillamente espectacular.



Ahora, haciendo un uso perverso de esas libertades que hemos logrado para el bien de todos, una minoría trata confrontar, generar odios en incluso blanquear los años de dictadura. Utilizan torticeramente la imagen de la Guardia Civil o del Ejército, se quieren mostrar como herederos de caudillos, haciendo creer que han llegado para dignificarles, cuando es ahora, en este momento, y precisamente por los avances en democracia cuando más dignificados han estado de toda su historia.



Vox intentar confundir los colores de la Guardia Civil, que son el verde, y un poquito de amarillo, con el azul y rojo que a ellos les pone sobremanera recordando los banderines del fascismo. Estos personajes de la ultraderecha aún no se han dado cuenta de que el escudo de la Guardia Civil es un hacha y una espada, y no un yugo y unas flechas como los de Falange. Ya lo dije en una ocasión, que la nostalgia preconstitucional de los pechopalomos que tratan de pervertir nuestro modelo político se creen que la Guardia Civil de hoy aún tiene algo que ver con la del 23 febrero de 1981. Y parecen estar obsesionados con que la población española encasille la institución ahí, con ellos, en el extremo.



Para desgracia de estos elementos hoy podemos decir que hasta hay mujeres oficiales en todos los ejércitos, y por fin hasta una mujer al frente de una comandancia de la Guardia Civil. Y yo les pido a ellos, a todos los miembros de los cuerpos de seguridad y de las fuerzas armadas, que aún en la reserva no se dejen engañar. Que no sean víctimas del populismo de Vox, que marquen distancias con un claro cordón sanitario y que dejen en paz la imagen de cuerpos e instituciones que son de todos y para todos. No caigamos en la trama que la ultraderecha francesa, que es hermana mayor de la española y que fue servil socia del nacismo. No caigan en la trampa que le han tendido a sus militares.



Los ultras han sobrepasado líneas que ni las libertades de un estado democrático pueden permitirse. Luchan abiertamente contra las libertades, la igualdad y la fraternidad. Luchan contra aquello se jura o promete en todo cargo público, que es sencillamente la Constitución Española, pero es responsabilidad de todos arrinconar socialmente a quienes tratan de desmontar el bienestar común.






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