Lo que la nieve esconde

‘La sociedad de la nieve’ está bien resuelta, pero me deja bastante frío y no es por la nieve

Fotograma de La Sociedad de la Nieve.
Fotograma de La Sociedad de la Nieve.
Antonio J. García, Ché
16:56 • 18 ene. 2024

Algunos ingenuos, al enterarnos que J. A. Bayona rodaba en Sierra Nevada una película sobre un desastre aéreo, pensamos por la localización que recuperaría la historia del accidente ocurrido hace casi sesenta y cinco años en Jerez del Marquesado en vez de la archiconocida tragedia andina. Sí, por sorprendente que parezca, la historia es real. El 8 de marzo de 1960 un avión militar norteamericano se veía obligado a realizar un aterrizaje forzoso cerca del Picón de Jerez. El piloto y otro pasajero se presentaron en el pueblo y tras hacer, y estrellar, un avión con una hoja de papel, los habitantes del lugar entendieron el mensaje y organizaron un rescate digno también de ser contado. En medio de una fuerte tempestad que dificultó la operación, el pueblo se volcó en socorrer a los múltiples heridos. Autoridades civiles, militares y hasta el embajador americano se dejaron caer por una localidad que los recibía en una especie de suerte de ‘Bienvenido, Míster Marshall’. Como muestra de agradecimiento los americanos enviaron víveres a los vecinos e incluso donaron los restos del avión y no hubo lugareño que no presumiera de contar con un trocito del mismo entre sus posesiones. Curiosos los yanquis realizando presentes, en Palomares donaron plutonio y aquí chatarra. 



Filosofía barata



El filme de Bayona goza de una excelente fotografía y todas esas cosas, pero qué menos. Sin embargo, no tengo nada claro que en vez de la poesía que todos dicen ver, no sea filosofía barata lo que impregne la película. Vale que es una reflexión muy pausada y atenuada, quizás por el paso del tiempo, de lo que ocurrió, pero es imposible que durante esos terribles días todo fuera tan pacífico, que no hubiera crisis ni enfrentamientos. Uno no termina de creerse la cinta. En este sentido, ‘Viven’, sin ser una gran película, creo que aborda algo más la cuestión. Es cierto que el filme de Bayona está muy bien resuelto y puede llegar a los Óscar, pero me deja bastante frío y no es por la nieve. Si no fuera por los grandes medios con los que está realizada, la película no distaría mucho de esos lacrimógenos telefilmes de sobremesa de los sábados o de alguna insufrible serie sobre salvamento en los Alpes.



Sin embargo, no puedo dejar de pensar en la magnífica comedia costumbrista que el Colomo de los buenos tiempos habría podido hacer con los sucesos del Marquesado. O, ya puestos a imaginar, un hilarante guion de Rafael Azcona donde la vida de la población girase en torno a los restos del avión siniestrado: el dueño del bar asando calamares en una plancha confeccionada con un trozo de fuselaje, el curandero aplicando las cajas negras a los riñones de un paciente para paliar la lumbalgia, el excusado de aparato instalado en un corral, o el zahorí del pueblo buscando agua con la junta la trócola. 



Respecto al episodio de supervivencia acontecido en los Andes, al margen de la infinidad de documentales y libros que se seguirán escribiendo sobre el tema, si hay que hacer una nueva película, me pido, aunque después me tire dos semanas sin dormir, que la dirija Giórgos Lánthimos.






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