LA OPINIÓN: La gran decisión sobre el banquillo del Almería sigue enquistada entre los que apuntan a un revulsivo y los que prefieren dejar al entrenador hasta el final sin mover un solo dedo.
Ha llegado la hora de la dirección deportiva y su director único ha pasado de cargarse a los entrenadores con relativa facilidad a confiar en el mensaje de Rubi sin darse cuenta de lo que se está jugando.
Si el Almería baja sin haber probado un revulsivo la factura no se la van a pasar al técnico ni al CEO porque el cargo de director deportivo saltará por los aires por mucho dinero que haya dejado en las arcas del club.
Decisión
Igual la decisión sobre el banquillo no la tiene el director único deportivo y depende del CEO o de Turki pero la cabeza que pende de un hilo es la suya.
No cambiar de entrenador a tiempo juega en su contra y mantener a Rubi no te garantiza nada porque al paso que lleva el equipo no saldrá del pozo ya que Rubi lo deja todo para la próxima semana.
La hucha
Vale que Joâo Gonçalves haya metido mucho dinero en casa gracias a los traspasos de Darwin Núñez y Umar Sadiq. Vale que ha sido un buen cazataletos para llenar las arcas del club pero se la puede pegar con Rubi.
El fútbol no tiene memoria y todo lo que le ha dado el director único deportivo saltará por los aires si el equipo cae a la Segunda División sin mover ficha.
Factura
Cuando llega un descenso siempre se buscan culpables y el entrenador que acabará su contrato saldrá volando y Mohamed El Assy se olvidará que aseguró que el equipo no volvería a Segunda.
El que pagará los platos rotos será el director único deportivo al que cargarán con el mochuelo del descenso por no hacer una plantilla mejor y por mantener en el cargo a Rubi.
Un descenso a Segunda pondría el punto y final al director único deportivo.
Saltará por los aires.
A ver qué pasa.
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