Un plan para que un bar o una tienda de pueblo nunca cierre

La Cámara de Comercio y Diputación activan un proyecto de orientación a emprendedores rurales

Una joven pareja que se ha hecho cargo del bar del pequeño pueblo de Laroya.
Una joven pareja que se ha hecho cargo del bar del pequeño pueblo de Laroya.
Manuel León
10:58 • 14 ene. 2022

La cara es Roquetas, un poblado de antiguos marengos y campesinos hasta los años 60, que ha superado ya los 100.000 habitantes, que supone la mitad de la metrópoli; la cruz, esos más de 60 pueblos de la provincia, con menos de medio millar de habitantes que se mueren -que se llevan muriendo hace años- y que terminarán desapareciendo del mapa, como desapareció, por ejemplo, Marchalico Viñicas, el Higo Seco o Huelí; como pronto ocurrirá también, por ejemplo, con Serena, con Aulago, donde solo viven 57 habitantes.



En cualquier edificio del Zapillo duerme más gente que en Felix, por ejemplo, aunque tenga ayuntamiento, propio, alcalde, escudo y bandera municipal. 



Nada ha detenido, desde los años 60, el éxodo de los pueblos del interior de la provincia a la costa, donde ya residen más del 60% de los urcitanos. Pero no es la playa o el clima, al final lo que tira de los almerienses de un lado para otro es el bolsillo, el trabajo, la economía. 



Pocas personas pueden vivir en Turrillas (apenas 200 habitantes) donde no hay trabajo, donde la Iglesia, tan grande como media catedral, no se llena desde hace 40 años, donde solo hay un bar para comer choto o conejo; ningún joven puede vivir durante la semana en Huebro o en Aulago o en otras entidades menores, donde apenas quedan algunos pastores que se calientan con leña estos días de invierno.



Por eso, cualquier iniciativa empresarial, por modesta que sea, tiene un efecto multiplicador en todas estar aldeas y pueblos pequeños que hacen que Almería sea más diversa y pintoresca. 



Es el caso de la empresa de mermeladas de Chercos o los mantecados de Fondón o el restaurante de María en Abrucena o la fritada de Suflí o la cerveza de Velefique. Nada hay como las pequeñas empresas para fijar la gente a la tierra. 



Por eso es tan crucial el Plan de Relevo Generacional que acaban de presentar al alimón la Cámara de Comercio y la Diputación Provincial destinado a asesorar a personas en paro que deseen hacerse cargo de negocios familiares en la Almería vaciada. El proceso se iniciará una vez exista un emparejamiento consentido entre la empresa que da el relevo y el emprendedor que lo toma. Se facilitará el proceso de transmisión y continuidad a través de distinta tipología, desde la compraventa a la donación o herencia, con el fin de que esos negocios sigan vivos en los pueblos pequeños.



Lo expresaba con claridad meridiana el presidente de la Cámara de Comercio, Jerónimo Parra, en la presentación de este Plan: “queremos conseguir que el pequeño bar o la tienda de ultramarinos de un pueblo consigan seguir adelante, aunque sus dueños tengan que dejarlo. Nuestra obsesión no es solo que no se cierre ningún negocio, sino que se abran más para seguir asentando a la población de los pequeños municipios”. En la presentación han intervenido también la diputada del Promoción Económica, Carmen Navarro, el diputado, Rafael Burgos y el secretario de la Cámara, Víctor Cruz.


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