Estos son los cinco almerienses que estudiarán con Amancio Ortega

La beca les garantiza un año formándose en EE.UU y Canadá

Carolina, Eduardo, Cristina, Fran y Mai durante las jornadas de convivencia del becario en Madrid.
Carolina, Eduardo, Cristina, Fran y Mai durante las jornadas de convivencia del becario en Madrid. La Voz
Víctor Navarro
19:42 • 05 abr. 2024 / actualizado a las 19:52 • 05 abr. 2024

Entre 14.000 estudiantes, candidatos a las becas ofrecidas por la Fundación Amancio Ortega para estudiar durante un año en el extranjero, sobresalen los nombres de Carolina Lirola, Cristina Alarcón, Mª Mai Martín, Eduardo Guillén y Fran Fernández, cinco jóvenes almerienses que, gracias a su brillantez académica y capacidad  personal, han conseguido pasar la selección y garantizarse cursar primero de Bachillerato en EE.UU. y Canadá.



“Cuando estudias en estos niveles educativos parece que no hay recompensa, pero cuando llegan estas oportunidades y regalos te das cuenta que se reconoce tu trabajo. Al pasar la preselección, ya sentí que había ganado”, evoca Carolina. En la alegría de sus palabras se desprende la dureza del proceso de selección para estas becas.



Son cerca de 14.000 adolescentes de toda España los que compiten por esta oportunidad, todos alumnos de brillantes. Este año, la nota de corte se fijó en un 9,8 durante todo 3º de la ESO. Tras esta criba, que desciende considerablemente el numero de aspirantes a 2.400, comienza la verdadera subida al ‘Tourmalet’, un examen que evalúa las competencias del inglés, realizado en Murcia o Sevilla. Desde un nivel básico hasta un señor C1, este examen es un filtro riguroso donde, como comenta Mai, “la gente se va quedando por el camino”, quedando 800 candidatos a la beca.



Los aspirantes que aún se mantuvieron en la competencia tuvieron una entrevista personal con responsables de la fundación y un psicólogo. De este encuentro, en donde se evaluó la gestión de situaciones para calibrar la madurez mental del candidato, salen los 400 becarios finales que viajarán al norte de América: 200 a EE. UU. y 200 a Canadá. 



Un año para vivir la High School lifestyle



Para gustos los colores en materia de destino, es cierto que Canadá es menos conocido y muchos de los alumnos prefieren USA ya que han crecido con el imaginario de Hollywood. “Autobuses amarillos, animadoras y taquillas. EE. UU. siempre ha sido el país de mis sueños”, indica Fran quien prefiere las barras y las estrellas a la bandera de la hoja de arce. Por su parte Carolina, a pesar del frío prefiere al país vecino del norte. “El sistema educativo canadiense se centra en razonar y comprender desde el punto de vista práctico”.



 “El objetivo de la beca es que nos sumerjamos en la sociedad americana, no tanto desde el punto de vista académico, sino desde la perspectiva del intercambio cultural entre el país de acogida y el de origen” indica Eduardo, quien no le pone mucha importancia a el destino que le den, si no a la experiencia en sí.



En la sociedad norteamericana, al llegar a la edad de 16 años se considera a la persona como un ‘young adult’ (joven adulto). Un agente instruido para colaborar en la vida de su comunidad. Y así tendrán que responder estos expedicionarios almerienses durante todo un año en un nuevo país, un nuevo instituto y una nueva familia.

“Quieren que aprendamos por nosotros mismos. Incluso a través de las asignaturas que cursaremos”. Señala Cristina. El perfil de becario que busca este programa de estudios responde a gente activa, dispuesta a ayudar a los demás y hacer cosas por los demás. “Si te han dado la beca es porque has demostrado que sabes resolver las cosas por sí sola. Quieren jóvenes decididos e intrépidos que sigan adelante con el proyecto y no se echen atrás”, explica Mai.


20 horas conectando con la comunidad

Gran parte del espíritu de esta beca es involucrar a los jóvenes en el estilo de vida del país de acogida, es por eso que, durante su estancia no tienen permitido trabajar, pero si participar de forma activa en las actividades de sus comunidades e institutos.


Para ello, la beca obliga a los estudiantes a realizar 20 horas de voluntariado y participar en las actividades que se realicen en sus centros educativos.


La vida del adolescente norteamericano tiene su epicentro en el colegio, equipos de deportivos, asociaciones estudiantiles o clubs marca el pulso del universos escolar. Los almerienses tendrán que interactuar y aprender de esta experiencia para posteriormente poder compartirla con sus compañeros de vuelta en España, siendo alumnos preparados para actuar, conscientes de la sociedad a la que pertenecen.


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