Los forenses ‘anticipan’ una condena para Santi Mina

Los forenses confirman que la joven tenía una lesión genital y sufre estrés postraumático

David Goldar y Santi Mina (derecha) en el juicio
David Goldar y Santi Mina (derecha) en el juicio La Voz
Javier Pajarón
14:31 • 30 mar. 2022

La segunda sesión del juicio oral contra Santi Mina y David Goldar por la presunta agresión sexual a una joven en Mojácar (Almería) en junio de 2017 resultó muy negativa para los intereses de los futbolistas. 






Los guardias civiles confirmaron este miércoles en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Almería que la chica manifestó de forma espontánea que había sido víctima de una violación, que señaló a Mina sin hacer referencia a su condición de futbolista y que las amigas que acudieron a recriminarles a ambos el suceso. 






Y los forenses acreditan que había “cuatro lesiones extragenitales y una genital” compatible con la penetración con dedos, tal y como relató la denunciante. Además, subrayan que la joven presentó después “tristeza cronificada”, “ansiedad” y “nervios”, así como una “afectación por baja autoestima”.






Con estos elementos de cargo, la posición de Santi Mina queda muy comprometida. La Fiscalía solicita una pena de ocho años de cárcel para el delantero del Celta de Vigo por seguir a la joven y a Goldar hasta la furgoneta y allí “introducirle el pene en la boca” y “tres dedos en la vagina”.




Por el contrario, la práctica de la prueba confirma que las relaciones sexuales con Goldar “fueron consentidas”. El tribunal debe estudiar ahora, en caso de condenar a Santi Mina, si fue cooperador necesario en la agresión como considera la acusación particular o no tuvo ninguna participación como cree el fiscal Miguel Blasco.


Con el relato de la víctima confirmado por testigos periféricos como los guardias civiles y las amigas y avalado por tres forenses, la comparecencia del detective privado contratado por las defensas queda relegado a un papel muy secundario.


La abogada de Mina le preguntó si la denunciante “llevaba una vida social normal” y luego si “vestía faldas y ropa ajustada”. El detective afirmó que “esa vestimenta era habitual en ella”.


El momento generó miradas y gestos en la sala y la letrada trató de justificarse aludiendo a unas supuestas palabras de la víctima donde aseguraba que había cambiado sus hábitos.


La secuencia finalizó con las defensas renunciando a la comparecencia de una segunda detective, que se hizo pasar por una persona interesada en un alquiler y habló con la víctima unos segundos en su edificio. Los letrados no vieron adecuado someterla a preguntas a la vista de la testifical del compañero. 


El juicio oral se retoma este jueves con los últimos informes periciales y previsiblemente las conclusiones y los informes finales de las partes, si hay tiempo para el trámite. 


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