La decadencia de los kioscos del Paseo

Se siguen sumando kioscos a la lista de cierres en la principal avenida de la ciudad

Ha cerrado el kiosco del Paseo frente a la cafetería Coimbra.
Ha cerrado el kiosco del Paseo frente a la cafetería Coimbra. La Voz
Eduardo de Vicente
20:59 • 19 mar. 2022

Hubo un tiempo en el que uno de los entretenimientos de los niños era darse una vuelta por el Paseo para recorrer los kioscos. Si los creyentes recorrían las estaciones el Jueves Santo, nosotros proyectábamos nuestra fe en aquellas vitrinas de tebeos y de revistas que venerábamos como tesoros inalcanzables. Si tenías confianza con el dueño y no había mucho ajetreo, a veces te dejaba ojear el último número de Mortadelo y Filemón y abrir el ‘As color’ por el centro para descubrir que equipo aparecía esa semana en el póster del centro.



Los kioscos eran entonces una parte importante de la vida social y comercial del Paseo. Casi nadie podía imaginar que tres décadas después aquel universo empezara a desmoronarse hasta llegar al estado de decadencia en el que se encuentra sumido actualmente.



En las últimas semanas ha echado el cierre el kiosco que había enfrente de la cafetería Coimbra, que en los últimos tiempos había buscado una salida vendiendo alimentos con sabor almeriense. La tristeza que te produce un kiosco cerrado es parecida a la que sentíamos cuando empezaron a claudicar las salas de cine del centro. Llevamos los kioscos grabados en nuestro inconsciente porque formaban parte de nuestros escenarios sentimentales.






Cómo han ido cayendo en los últimos años los kioscos de prensa. Internet ha dejado aisladas las publicaciones de papel y ya es impensable volver a ver una cola delante de un kiosco para comprar el periódico recién salido de la rotativa o para recibir a las revistas del corazón cuando llegaban con una boda importante o con la noticia de un divorcio. Recuerdo que Bonillo siempre decía que cuando ganaba el Real Madrid el lunes se agotaba la tirada del Marca antes de que le diera tiempo de abrir el paquete.



De aquellos tiempos ya no queda nada más que el recuerdo. Solo tres kioscos de prensa han conseguido sobrevivir al temporal, aunque lo han tenido que hacer reinventando sus negocios. Sigue abierto el kiosco de la Puerta de Purchena, aunque en sus exhibidores se ven ya más juguetes de plástico que papel.  También ha resistido el puesto de prensa frente al Banco de Santander y el kiosco de la puerta del Hotel Costasol, que han tenido que instalar sendas máquinas de lotería para poder seguir adelante. El juego sigue siendo un negocio seguro.



Esta crisis imparable se ha llevado por delante en el más amplio sentido de la expresión al kiosco que siempre estuvo abierto enfrente de Simago y en los últimos años de Carrefour. En abril de 2020 falleció Alberto Santos, su propietario, y ya no volvió a abrir. Hace unos meses, una grúa se llevó el kiosco y ya no queda ni la huella sobre el suelo.



También cerró hace años el kiosco de la Plaza del Educador, que durante tanto tiempo dirigió el inolvidable Carlos López Gómez. El kiosco siguió vivo después, reconvertido en una sucursal del prestigioso aceite Castillo de Tabernas, pero ha terminado echando la persiana.


Hoy quedan abiertos en el Paseo los tres kioscos de prensa citados, un kiosco que  se dedica a la venta de flores, otro que vende bisutería, dos relojerías, el puesto de las loterías frente a Banesto y el ya mítico kiosco de las Pipas, que debería de ser declarado de interés provincial.


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