Dónde desayunar en Almería: el escocés que con tostadas y churros crece en la ciudad
Este clan fundó su establecimiento insignia en 2005 y ahora han abierto un quiosco en el centro

Tostada de Lorenzana, paleta y queso.
Hay desayunos que saben a viaje, a niebla espesa, a gaitas sonando en el fondo de un valle. Pipers es uno de esos lugares donde el desayuno se convierte en un ritual inesperado, un rincón que mezcla lo cotidiano con lo improbable: un trocito de Escocia en el barrio de las 500 Viviendas.
Situado en la Calle Lima, Pipers no es el típico bar de barrio. Desde fuera ya se adivina algo distinto: una atmósfera que recuerda a un pub irlandés, pero con acento de las Highlands. En cuanto cruzas la puerta, la decoración te sitúa en otro mundo.
Las paredes están tomadas por ejércitos de gaiteros. Las maderas rojizas que visten el local dan una sensación de refugio, y dorados cálidos como un trago de whisky al caer la tarde. No falta el detalle.
El buque insignia del clan
Fundado en 2005, no por cien gaiteros, sino por dos hermanos almerienses, Pipers ha crecido como crecen las cosas hechas con intención: despacio, con sabor, y sin perder la raíz. En el barrio ya es institución. No es raro ver cómo se mezcla la clientela veterana con quien lo descubre por primera vez, atraído por su terraza al sol o por el olor de pan tostado a media mañana.
Se puede tapear o tomar algo por la tarde, quien viene a desayunar sabe a qué viene. Uno de sus buques insignia es la tostada de paleta con queso sobre base de Lorenzana, que se sirve caliente, como mandan los clanes. La paleta se funde con la cremosidad del queso, la lorenzana sostiene, y el café con leche que la acompaña termina por sellar el pacto.
Los gaiteros abren un quiosco en Padre Méndez
Pero, este clan de gaiteros almerienses no se han quedado quietos. El pasado 31 de diciembre, mientras medio Almería preparaba uvas, uno de los hermanos fundadores de Pipers abría un nuevo local en la calle Padre Méndez, justo enfrente de la iglesia. Allí donde durante años estuvo el entrañable Quiosco Paquillo, ahora hay un nuevo bastión escocés con corazón almeriense, bautizado como Quiosco Pipers.
Este segundo Pipers conserva el espíritu del original, pero con alma de quiosco moderno: terraza amplia, lugar de paso, desayunos al sol y un servicio rápido y amable. La carta aquí da un paso más. Siguen los clásicos, pero también hay churros crujientes, más variedad de tostadas, e incluso pequeñas innovaciones que lo diferencian del hermano mayor. Es un sitio donde desayunar sabe a casa aunque huele a tierras lejanas.
Así es Pipers: no necesitas pasaporte ni cruzar el Canal del Norte. Basta una tostada bien hecha, un café caliente y la certeza de que, al menos por un rato, estás desayunando bajo el mismo cielo que un gaitero con boina. Y si no hay niebla… da igual. La bruma la pone el café.