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El sabor a ajoblanco que nunca pasa de moda: El Villanueva

Juanjo Bonachera es el nuevo gerente de este emblemático restaurante con más de 45 años de historia

Juanjo Bonachera en la puerta del Restaurante Villanueva.

Juanjo Bonachera en la puerta del Restaurante Villanueva.

Marina Ginés
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Marina Ginés/ Andrea Parrilla

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La carne a la brasa, el ajoblanco y los legendarios huevos con patatas fritas del Villanueva son auténticos manjares que ningún vecino de Vícar puede decir que no ha probado. Este bar, uno de los más emblemáticos del pueblo, se ha ganado un lugar especial en los corazones de todos los vicarios.

Fundado en 1977, su letrero atesora la historia de más de 45 años de tradición, y su influencia sigue intacta. En él, no solo se encuentran las fechas de apertura y transformación, sino que, como si fueran muescas de un niño marcando su crecimiento, cada cifra refleja las distintas etapas de la vida del bar.

La primera, marca el nacimiento del negocio. Justo debajo, y casi como un segundo paso de ese crecimiento, está la fecha de 2004, cuando Antonio López tomó las riendas y transformó el lugar en el ‘Villa de Vícar’. Ahora, El Villanueva vive un nuevo renacer con la llegada de la tercera generación con Juanjo Bonachera de sólo 26 años, al frente del que es el templo de la carne a la brasa en Vícar.

Un legado de familia y cercanía

Pese a que Antonio y Juanjo no tienen ningún parentesco de consanguineidad siempre han sentido una gran conexión. "Antonio es mi padrino y ha sido como un padre para mí. Siempre me he sentido parte de su familia, y ahora que estoy tomando el testigo de su negocio, el sentimiento es aún más fuerte", confesó Juanjo con la voz cargada de emoción.

Pero, más allá de lo sentimental, es innegable que este restaurante es todo un referente gastronómico para su pueblo y la pregunta es casi obligada. ¿Qué hace al Villanueva tan popular? ¿Por qué es imposible pasar por Vícar sin detenerse en su puerta? Juanjo reflexiona con humildad: "No sabemos si somos tan conocidos, pero siempre hemos intentado ser cercanos, ofrecer un producto de calidad y llevar esa cercanía a las mesas. Nuestra esencia es ser una familia para todos".

A lo largo de los años, el Villanueva ha evolucionado sin perder sus raíces. "Nos hemos fijado en otros lugares, en otras formas de hacer las cosas. Hemos probado comida de otros bares, aprendido sobre servicio y buscamos siempre el asesoramiento de profesionales. Y, poco a poco, hemos ido añadiendo detalles para mejorar sin olvidar de dónde venimos", asegura Juanjo que dice que lo más importante es ofrecer a sus vecinos lo que buscan "no hay que perder de vista que remanecemos de un pueblo con pocos habitantes".

Un toque joven y renovado

Lo que comenzó como un negocio familiar se ha convertido en un referente, y Juanjo lo sabe bien. "Nunca pensé en quedarme con el bar, pero hace dos años, cuando se presentó la oportunidad, no pude decir que no. Si bien a Juanjo se le pasó por la cabeza cursar estudios de hostelería, los había descartado hacía tiempo. 

"Estaba estudiando bachillerato, pero el bar siempre fue una parte importante de mi vida. Ahora, con mucha ilusión y esfuerzo, me toca a mí continuar este legado", dice con una sonrisa.

El objetivo sigue siendo el mismo: ofrecer lo mejor a los vicarios y a todos aquellos que se acercan hasta allí. Y aunque la esencia del Villanueva sigue intacta, Juanjo ha querido darle un aire fresco y juvenil al local. "Hemos incorporado el tardeo, las fiestas por la noche, y la verdad es que ha tenido una gran acogida. 

Pero lo que hace que la gente repita siempre son nuestros platos estrella: el ajo blanco, los huevos fritos con patatas y, por supuesto, la carne a la brasa. Si vienes al Villanueva y no pruebas alguno de estos, la experiencia no está completa", dice con firmeza Juanjo.

Y es que el sabor a ajoblanco no pasa de moda. “Ahora se lleva lo castizo, la gente no viene a degustar cosas exóticas que no están en su menú habitual, vienen a probar la buena calidad de los productos almerienses con un trato cercano y familiar”.

Para muestra: un botón, cada fin de semana el bar luce totalmente lleno, y  Juanjo lo tiene claro: "Lo que más queremos es ver barrigas llenas y corazones contentos".

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