Carta a un hermano a los dos años de su partida
Sin ti Rogelio, ya nada es igual. Porque tú estuviste siempre ahí conmigo para lo malo con los tuyos
Antonio Gómez Martínez

Querido hermano, Hoy hace dos años que físicamente no te tengo conmigo, hace dos años que decidiste dejarnos. Te fuiste sin hacer ruido ese 15 de junio, víspera de Nuestra Señora la Virgen del Carmen. Tan querida y venerada por nuestro padres y por un servidor, fuiste humilde hasta para morir, pues te marchaste pausadamente sin el más mínimo síntoma de dolor o agonía para quedarte en un dulce sueño. Sin ti, Rogelio, ya nada es igual. ¿Y sabes por qué? Porque tú estuviste siempre ahí conmigo para lo bueno y para lo malo con los tuyos. Fuiste y serás siempre un referente en mi vida. Tú que siempre estabas orgulloso con tus hermanos y tu familia y siempre los llevabas de gala. Rogelio, de los que me dijiste, que querías reunirnos a todos, te diré que gracias a tu sobrina Lola y a un servidor lo conseguimos el años pasado. Y este año lo volveremos a intentar. Aunque la familia está triste por la pérdida inesperada de nuestro cuñado Adolfo, que se fue también sin decirnos ni siquiera adiós. Espero que tú salieras a su encuentro y le reservases un buen sitio. Tú, que tienes influencia con Dios. Sólo decirte que pasen los años que pasen nunca te borraré ni de mi corazón ni de mi mente. Dos años sin ti, Rogelio, un tiempo realmente corto en el calendario. Pero eterno en mi corazón como creyente y buen cristiano que eras. Descansa en paz con el señor. Tu hermano que te quiere y siempre te querrá, Antonio Gómez Martínez.