En Almería, la jubilación ya no implica necesariamente apretarse el cinturón. Un número creciente de personas mayores opta por la venta de la nuda propiedad, una fórmula que les permite seguir residiendo en su casa mientras obtienen liquidez inmediata. Solo en la capital y su área metropolitana, al menos 17 viviendas están actualmente en venta bajo esta modalidad, según los principales portales inmobiliarios.

Uno de los casos más recientes y visibles está en el corazón de la ciudad: una mujer de 76 años ha puesto a la venta la nuda propiedad de su piso por 129.250 euros, un 45% por debajo de su valor de mercado (235.000 euros), a cambio de mantener el derecho de uso vitalicio. Es decir, el comprador adquiere la titularidad del inmueble, pero no podrá habitarlo ni alquilarlo hasta el fallecimiento de la propietaria.

Otro anuncio en Roquetas de Mar ofrece una oportunidad similar: un piso de dos dormitorios con piscina comunitaria se comercializa exclusivamente para compradores al contado, mientras el actual dueño continúa viviendo en él. Para el inversor, es una adquisición a largo plazo; para el vendedor, una forma de financiar una vejez más desahogada.

Una fórmula en Expansión

Según el Colegio de Registradores, las operaciones de nuda propiedad se duplicaron en los primeros nueve meses de 2024 respecto al mismo periodo del año anterior. Almería no es ajena a esta tendencia.

“Estamos notando un claro incremento del interés tanto por parte de mayores como de inversores”, afirma José Mateo, socio de Marín & Mateo Abogados, despacho especializado en derecho civil y sucesiones. “Es una forma lícita y práctica de obtener liquidez sin renunciar a la vivienda habitual”.

El abogado añade que este tipo de operaciones son más viables a partir de los 67 años. “Antes de esa edad es difícil cuadrar expectativas. A los 60 años, la esperanza de vida es alta y el precio que se ofrece suele ser bajo. Con más edad, las condiciones son más atractivas para ambas partes”, explica.

Para los mayores de 65 años, vender la nuda propiedad de su vivienda habitual puede estar exento del pago de IRPF, una ventaja significativa. Además, el usufructuario mantiene su derecho a vivir en el inmueble y, salvo que se pacte lo contrario, incluso puede alquilarlo y percibir las rentas.

Sin embargo, existen matices que deben ser negociados y recogidos en el contrato. “¿Quién paga el IBI o los gastos de comunidad? Ambas partes pueden pactarlo, pero es fundamental dejarlo todo bien escrito”, insiste Abel Marín, también socio de Marín & Mateo Abogados.