Las reflexiones del comisario del 9º Salon International de l’Agriculture au Maroc (SIAM), Jaouad Chami, en declaraciones a este diario y a Agricultura 2000 realizadas  cuando el certamen enfila la recta final adelantan, de algún modo, el balance final de la experiencia. Sobre todo porque presentan a la agricultura mediterránea como un modelo diferenciado del resto del mundo y caracterizado por una indiscutible potencialidad que puede ser compartida por la mayoría de los países ribereños.
En ese sentido, Chami subraya su convencimiento de que las diferentes agriculturas que rodean el Marenostrum “no deben competir en precio, sino en calidad”. Ahondando más en esa idea, explica que la fuerza del sector no debe basarse sólo en las tensiones procedentes de la demanda en cuanto a las cantidades, sino, sobre todo, por la calidad de la oferta. 
En relación directa con este punto de vista el comisario de SIAM explica que dicha calidad debe observarse a lo largo de toda la cadena alimentaria, resaltando la importancia de aportar valor desde la cosecha hasta la culminación del proceso en el producto que llega al consumidor. Tras reconocerse agricultor vinculado al mundo oleícola, el responsable del Salon de Mequinez,  deja claro que “no se puede cultivar la oliva para luego vender el aceite en una bolsa de plástico”.
SIAM se ha convertido en una referencia mediterránea para una quincena de países africanos que han enviado a la ciudad ismaelita a sus responsables ministeriales de agricultura y desarrollo agrario. Una referencia que es altamente valorado por Chami, reincidiendo en el papel del Mediterráneo como modelo de industria mediterránea con un poderoso futuro dentro del continente.

Consciente del papel de “puente” entre dos mundos, el comisario del Salon, comenta que este certamen no es exclusivamente un escaparate de la agricultura marroquí, porque es un hecho que  “los países del centro de Europa que han estado presentes, como Austria o Alemania, nos ven como un país africano, mientras que desde el resto del continente nos perciben como un espacio donde encontrar elementos esenciales de la agricultura mediterránea.
 El comisario de SIAM, quizás en un gesto de humildad, reconoce que este certamen es todavía joven y que tiene aún por delante el reto de darse a conocer mejor, pese a que este año el éxito en cuanto a expositores y visitantes es ya  contrastable, a la espera de los datos finales y a tres días de la clausura.
España es, desde la perspectiva de Chami, un obligado objetivo para la proyección de las próximas ediciones de este SIAM que es ya la feria agrícola de África.