La Voz de Almeria

Economía

Muere Antonio Estévez, el pionero que llevó pimiento almeriense hasta Finlandia

Fue el primer presidente de Coexphal y abrió nuevos caminos como un Marco Polo del invernadero

Antonio Estévez Criado, nacido en Berja, ha muerto con 87 años.

Antonio Estévez Criado, nacido en Berja, ha muerto con 87 años.La Voz

Manuel León
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El invernadero almeriense -ese que no fue flor de un día como algunos jerarcas del Tardofranquismo pretendieron ver- ha perdido a uno de los primeros eslabones de una larga cadena que suma ya más de 60 años y abarca, al menos, dos generaciones de almerienses. Son los hijos de los pioneros los que, ahora, se están haciendo viejos, los que están empezando a jubilares, pasando el testigo del plástico y el plantón a la tercera generación de hortelanos intensivos. Una de esas primeras antorchas de esta agricultura de primor, que aunque algunos no lo crean no ha existido siempre, fue Antonio Estévez Criado, que se acaba de ir de este mundo con 87 años. Un virgitano (o virginiano, como en el tebeo) que nació en plena Guerra española y que le tocó vivir profesionalmente ese tiempo mestizo de los últimos parrales y los primeros cultivos enarenados bajo plástico.

Empezó trabajando muy joven en una de las empresas líderes del sector de la comercialización: F.Enciso Alcoba y Compañía, en su Berja natal. Fue una de las primeras que llevó la uva de la provincia a lugares tan exóticos como La India o Indonesia. Después se marchó a esa nueva tierra de promisión que empezaba a manar leche y miel como era El Ejido, el campo de Dalías entonces. Allí en esa tierra cada vez más fértil empezó a trabajar en Almacenes de Antonino Verde, creando, a su vez, Huvercón, donde comienza su periplo como exportador agrícola. Ahí empezó a diluirse la célebre grappe almeriense y a emerger otros productos en boga como el tomate, el pepino o la berenjena urcitana. Consigue llegar hasta Finlandia con estos productos de la tierra y de ahí a establecer relaciones con Alemania, Bélgica, Holanda. Fue con Estévez, ya en Coexphal, desde 1977, cuando empezó a acuñarse aquello de "Almería, la huerta de Europa". 

Después se embarcó en un proyecto personal y fundó Samal, una empresa de servicios de intermediación de comercio hortícola entre el proveedor y el destinatario con base también en El Ejido.

En 1977 Antonio Estévez se convirtió en el primer presidente de la recién nacida Coexphal, con la gerencia de Jerónimo Molina y con aquella Encarnación Lirola como primera empleada. Con él empezó a echar los dientes esta agrupación de empresas productoras y comercializadoras que suma hoy más de cien empresas en la provincia, con un volumen de más de 2,6 millones de toneladas de productos hortofrutícolas, más de la mitad destinadas a la exportación. Fueron años en los que Almería aún tenía que pagar aranceles por vender fuera, que aún no se habían abierto las puertas del Mercado Común para el invernadero que 'inventara' Paco el Piloto. En 1981, justo cuando empezaba lo mejor, el rally alcista del sector, dejó Coexphal para dedicarse a sus negocios. Pero Estévez había dejado la tierra labrada para las cosechas venideras que iban a multiplicar los ingresos del agro.

Impulsó como pocos la unión del sector para ser más fuertes, la formación de cooperativas y empresas, todo ese enmallado necesario para que la agricultura pitase en los despachos de la Administración. Algunas de sus obsesiones vitales fueron la diversificación de productos y mercados, la innovación y la incorporación del perito agrícola a los almacenes para dar valor añadido.

Conocía el campo como nadie, cada terrón, cada balate, porque empezó con 14 años a andurrear entre cultivos. Con él se va otro grande del sector hortofrutícola almeriense, que, como Coexphal, hoy está de luto y con un crespón negro en cada 'raspa y amagao'.

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