Un gol tempranero de Álex Casasayas hizo soñar a la Selección masculina de hockey hierba. Australia es, junto a Holanda y Alemania, una de las mejores selecciones, candidatas al podio olímpico y actual campeona del mundo (1-0). Desde Pekín 2008, cuando el equipo de Pol Amat y Santi Freixa les derrotó en las semifinales, España había bajado un escalón debido al relevo generacional y también a la crisis que afectó a este deporte.

Por eso mismo, el momentáneo triunfo español se interpreta como una señal de cambio, teniendo en cuenta de que los jugadores ya habían avisado en la previa que se veían capaces de ganar a cualquiera. Dominaron los aussies en los dos primeros cuartos, pero la falta de acierto y la buena defensa española les neutralizaron. El equipo de Fran Soyez aprovechó su ventaja para ganar confianza, cerró la meta y tiró de carácter para frenar la calidad de su rival. El tercer cuarto no deparó cambios, España seguía agazapada pero defiéndose con uñas y dientes, mientras que Australia empezó a desesperarse.

Tampoco tuvieron suerte los australianos en el último cuarto. La defensa ordenada de los españoles, incluso numantina por momentos, fue efectiva. Ni en penaltis córners ni en jugadas pudieron marcar los oceánicos. Inconmensurable Quico Cortés en la portería, que detuvo lo que le llegó hasta tal punto de parecer imbatible.

Australia derrotó en la primera jornada a Nueva Zelanda (2-1), por lo que España se coloca con dos victorias al frente de la clasificación. Está en un gran lugar para tener un cruce de cuartos de final menos difícil de lo esperado, aunque la Selección quiere ir partido a partido y no pensar en que esta victoria es definitiva en su camino hacia las medallas. Pero les da para advertir a todos los rivales del poderío de este equipo.