Lo que ganamos con Soriano ante el Oviedo
Alfonso no podía presentarle a su afición una jornada más al Almería de Gorosito

Soriano tiene que sacar al Almería del túnel.
El cambio de banquillo estaba cantado. La imagen en las últimas tres jornadas no era propia de un equipo que se está jugando la categoría. El presidente no podía presentarle a sus seguidores el Almería de Huesca porque al primer error la gente se come al equipo y a su entrenador: harta de tanto sufrir.
Con Soriano en el banquillo lo que tenemos es a la afición como aliada. Un entrenador que conoce como nadie a los futbolistas. Sabe bien por su amigo Esteban cómo se las gasta el Oviedo. Y lo mejor de todo, tiene ganas de triunfar. Y esperemos que su amigo Generelo no le haga una faena.
El presidente del Almería sabía a lo que se exponía con el preparador argentino en el banquillo después de meterse en descenso a falta de cuatro jornadas para el final y tenía que aprovechar la última bala.
Soriano es entrenador. Quiere vivir en Almería muchos años y se le presenta la oportunidad de su vida para seguir haciendo historia en este club. Ha sabido aprender de todos los entrenadores que ha tenido y le ha enseñado la pizarra Martín Doblado que es el padre de miles de entrenadores en Andalucía.
Alfonso ha hecho de Soriano el calmante vitaminado y le ha devuelto la alegría a los aficionados y les ha dado un plus a los profesionales con su presencia.
El nuevo entrenador no necesitará de muchos ojos para saber como se las gastan los que han sido y siguen siendo sus compañeros de fatigas. Nadie como Soriano para hablarle a la carita a los futbolistas.
Y lo mejor de todo es que Soriano se llevará todas las miradas el domingo. Sobre él recaerá toda la presión y sus jugadores solo tendrán que preocuparse del Oviedo: nada más.
Ha sido un acierto cambiar de entrenador. El Almería no estaba para ganarle a nadie en las últimas jornadas. Se había caído. No era el mismo. Goro estaba excesivamente tranquilo y soló hablaba de que: “no hay tanto”.
La llegada al banquillo de Fernando Soriano es una gran apuesta del presidente. Si le sale bien todos vamos a salir ganando y para el jugador, ahora técnico, no hay nada que perder ya que el Almería que va a dirigir el domingo está en descenso.
El fútbol se mueve por impulsos y el presidente ha querido jugar su última carta ganadora con Soriano. Hay que desearle toda la suerte del mundo porque tiene en sus manos la ilusión de toda una provincia.
Que la Virgen del Pilar lo ilumine porque la del Mar seguro que le echará un capotazo.
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