Ruipérez Marín apaga a un Almería que vuelve a funcionar en Vitoria
El colegiado, de Albacete, minó la moral rojiblanca en Mendizorroza

Saveljich protesta al auxiliar.
Sería muy pobre culpar a un árbitro de todo lo que pasa en un partido. Pero en Mendizorroza, el Almería sucumbió ante Ruipérez Marín, un colegiado joven, de Albacete, rival directo de los rojiblanco, que fue minando la moral de los jugadores conforme pasaban los minutos. El equipo hizo sus deberes: marcó en la primera jugada, tras un córner bien botado por José Ángel, con testarazo de Esteban Saveljich en boca de gol. El argentino se estrenó con la elástica almeriense, aunque ni él ni sus compañeros se imaginaban lo que se les venía encima. El Almería fue dueño del choque hasta el minuto 20, disfrutando de otra oportunidad clara para marcar, en los pies de Quique. De repente, otro partido.
El Alavés se fue arriba y el duelo creció en intensidad. De falta en falta. Chuli pidió agresión de Laguardia antes del descanso, que se quedó en amonestación, y Quique vio amarilla por una leve entrada a Raúl García. Empezaba el espectáculo Ruipérez.
El cambio
Tras el descanso, el Alavés fue encerrando al Almería, que se sentía cómodo con el sistema de cinco defensas. Nada hacía presagiar lo que esperaba después. Con 0-1, Chuli se marcha por la banda izquierda, Laguardia frena el contragolpe y Ruipérez no lo expulsa. Desde entonces, cada falta rojiblanca era cartulina amarilla: Chuli, Saveljich, Dubarbier e Iago.
El colmo, la acción que terminó con la paciencia de Goro y de los jugadores, fue en el minuto 84. Quique se iba a marchar por Uche. En ese momento, Fatau cae al césped pidiendo el cambio y el árbitro, y también su cuarto, no permitieron que el ghanés dejara el campo. Quique pedía explicaciones, Ruipérez se acercó y le mostró la segunda amarilla. El conjunto de Goro se quedaba con diez con el Alavés apretando. La moral de los futbolistas estaba por los suelos, y en un centro lateral, Raúl García hacía el empate. El enorme trabajo realizado hasta la expulsión de Quique se vino abajo. Por más explicaciones que le pedían a Ruipérez a la conclusión del partido, no había vuelta atrás. Un punto y a seguir luchando. El albaceteño fue una piedra en el camino.
Goro, tenso
Suele ser una persona tranquila en los partidos, pero lo de ayer colmó su paciencia. En un duelo de alta tensión, el árbitro quiso ser demasiado protagonista. La decisión de designar a un albaceteño para pitar al Almería no parece una decisión lógica. Pero no solo se puede hablar de Ruipérez. El equipo volvió a mostrarse seguro, plantó cara al líder y se sentía superior, hasta confiado en la victoria, pero con diez y la autoestima baja, imposible.
El orgullo rojiblanco aparece de nuevo. Buen partido en Mendizorroza, solo empañado por la actuación arbitral. Alfonso estuvo allí y no se mordió la lengua.