A falta de malas noticias en el Barça hasta el 0-4 del Bernabéu que parecía encarillar una Liga que ahora no le parece tan fácil, el asunto de discusión en Can Barça son los cambios de Luis Enrique. Por dejar al equipo con diez ante el Villanovense para evitar lesiones (días después cayó Neymar en un entrenamiento en Leverkusen), por no hacerlos contra el Valencia para amarrar o al menos parar el partido que terminó con el empate de Santi Mina. O por desconcertar al equipo haciéndolos. Sergi Roberto y, especialmente, Munir y Mathieu, entraron al partido sin la concentración suficiente. El delantero estuvo otra vez frío y el defensa, dormido en el 2-1 de Lucas Pérez.

La espiral del asunto cambios en el Barça, algo desconcertante se ha trasladado a la rueda de prensa. Para empezar, después del partido contra el Villanovense del 2 de diciembre, cuando decidió no sacar a nadie por Mathieu y terminar el partido con diez, el asturiano se explicó: “He decidido no arriesgar tras la lesión de Mathieu a pesar de que tenía a jugadores importantes en el banquillo. Estaban fríos y no quería correr el riesgo de que se lesionaran. Creo que no es ninguna falta de respeto al Villanovense ni a su entrenador no querer hacer el cambio, pero pido disculpas si alguien lo ha sentido así, pero volvería a hacer lo mismo”.

El asunto subió de tono en Valencia, cuando no hizo cambios. Ya en Mestalla, y luego en Leverkusen, ofreció su tesis: “En Mestalla me gustaba lo que veía, había buen rendimiento y por eso no hice cambios. Tengo la potestad de hacer cambios o no. Hacerlos porque sí no tiene ningún sentido”. Y a los que pensaron que mandó un mensaje al club, él les mandó otro: “Lectura incorrecta”.

Y en un giro de tuerca más del asunto, lo del Depor. Ahora el mensaje no fue para los periodistas sino para sus jugadores: “Me encanta hacer cambios, dependiendo de lo que vea. Quizá esperaba otra cosa de los cambios y me lo apunto. Igual fue un error mío. Lo que ha sucedido ha sido cuando ellos han salido. Es responsabilidad mía”.

Luis Enrique lleva a gala respetar los códigos del vestuario y no airear las conversaciones con los directivos. Tampoco filtrar pensamientos a sus amigos periodistas porque presume de no tenerlos. Lo que no puede ocultar el asturiano es que la plantilla se le está quedando corta, el fondo del armario no tiene calidad y necesita y rápido a Arda Turan, Aleix Vidal y alguno más: Nolito como poco. Los Sandro, Munir y compañía empiezan a no servirle. Es demasiado evidente