Juan Ignacio Martínez se estrenó como técnico del Almería con un esperanzador triunfo copero ante el Betis, uno de los máximos aspirantes al ascenso a Primera División de la categoría de plata. En esta ocasión el equipo no sólo trasmitió buenas sensaciones, sino que éstas vinieron acompañadas de la victoria, lo que hace que estas sensaciones sean tres veces buenas. Los triunfos trasmiten una fuerza moral y una confianza muy superior a la de la buena imagen sin fruto.

Azeez, más retrasado
En la retaguardia no hubo sorpresas y actuaron los que estaba previsto. Todos cumplieron a la perfección con su cometido. Con Juan Ignacio Martínez, el Almería se presentó con una defensa adelantada, bien interpretada por todos, incluido Julián Cuesta. En la medular destacó la nueva posición de Ramón Azeez.

El dibujo táctico con el que se presentó JIM ante su afición fue muy claro y en él se pudo observar que el volante defensivo, el encargado de iniciar las acciones ofensivas del equipo sacando el balón jugado desde atrás y actuando como tercer central cuando la ocasión lo requería, no era Verza, al que hasta ahora se le venía encomendando esa misión, sino Azeez. Por delante, José Verza y Miguel Ángel Corona.

En las bandas estuvieron Jonathan y Wellington. Esa presencia numerosa de jugadores en el centro obligó al Betis a abusar del juego directo.

El Almería se mostró muy compacto en defensa, bastante más agresivo y solidario que en partidos anteriores, sin conceder casi nunca el uno contra uno al rival.

La única deficiencia defensiva observada fue la poca seguridad que mostró en las acciones de estrategia. En una llegó el tanto de Perquis. En ataque llegó con criterio, calidad y buen juego a la zona de peligro rival, pero entonces se le nublaron las ideas.