Amadeo Salvo bajó al vestuario el domingo al acabar el partido contra el Athletic, como de costumbre. Una vez allí, anunció a los jugadores que había decidido cambiar el césped de forma inmediata para que el nuevo esté listo para el próximo compromiso en Mestalla. Eso será el 30 de noviembre contra el Barcelona y se convertirá en el quinto cambio del terreno de juego en cuatro temporadas. Solo uno de ellos, el de este verano, ha sido pautado. El resto fueron por el deterioro de la hierba.

El césped de Mestalla se ha ido perdiendo poco a poco desde principio de temporada. De hecho, se ha intentado recuperar durante el mes de octubre, pero finalmente, el club se ha tenido que rendir a la evidencia. En este momento, se están estudiando varios presupuestos y sus características técnicas para que el nuevo verde dure más que el que se va a proceder a levantar esta semana.

Porque el Valencia decidió cambiar de césped este verano, pero no tanto para solucionar un problema puntual, sino para aprovechar y acometer una reforma más profunda en la base del terreno de juego. Los trabajos se destinaron a cambiar la superficie sobre la que se asienta la hierba y a mejorar el sistema de drenaje, que se venía utilizando desde la celebración del Mundial en 1982.
Mestalla ha estado cerrado todo el verano, no se ha celebrado ninguna presentación en el estadio (salvo la de Negredo el día 2 de septiembre) y el resultado fue muy bueno los primeros días.

Pero, según la versión del club, la hierba no ha enraizado y eso es lo que provoca que se levante y salte en cuanto acoge una competición. Las mismas fuentes explican que no se considera que haya un único factor que explique el deterioro del césped y se apuntan otras causas: Valencia ha soportado unas temperaturas impropias de la época en los meses de septiembre y octubre y ese calor extremo ha dificultado el arraigo de la raíz. A ello se une un problema derivado de la ampliación del estadio entre 1997 y 2001. El rectángulo de juego queda muy encajonado entre las cuatro gradas lo que le resta sol en invierno y evita que se refresque con el aire en verano.

En cualquier caso, el Valencia defiende el trabajo del responsable del césped, Benito Mateo. Este ingeniero agrónomo, natural de Lorca (Murcia), fichó por el Valencia en septiembre de 2012 cuando trabajaba para el Málaga. Él se encontró con un césped recién instalado por la empresa Cessver, de la que se prescindió en ese momento, y con el que ha aguantado hasta junio pasado.

Gurpegui, con los jardineros
Una de las imágenes del partido del domingo la protagonizó Carlos Gurpegui. Cuando salió a calentar en el descanso con el resto de los suplentes del Athletic, hizo un aparte con los responsables del césped.
El futbolista del Athletic les preguntó por el estado del terreno de juego mientras veía trabajar a una docena de operarios. El interés de Gurpegui estaba más que justificado, porque sufrió una grave lesión por culpa del césped en Mestalla. El 23 de octubre de 2011 tanto él como Canales se rompieron los ligamentos de la rodilla durante un partido.