No deja de ser curioso lo que sucede en el Mediterráneo. El partido empieza con la afición casi en silencio, como si lo estuviera viendo por la tele, y eso no es bueno ni para el equipo ni para ellos.

No estamos ante el equipo de la pasada temporada al que le llegaban mucho y le marcaban más. Ahora el equipo es más seguro y fiable y no ha dado tantos motivos para sembrar dudas pero la sabia afición nota que cualquier error acaba dentro: y gol.

Me acuerdo de aquellos partidos locos ante Real Sociedad, Valencia o Betis cuando equipo y afición se liaron la manta a la cabeza para sacar al rival a gorrazos del campo. Es verdad que no estamos para humillar a nadie pero un pasito al frente y con el caudal de corner que tiene el equipo: hay que botar de vez en cuando en casa.

Si la pasada Liga se celebraban los corner con sabor a gloria en esta temporada algo debe pasar para que no existan esas lagunas y esos silencios que tanto me inquietan escuchando el Carrusel: el miedo a perder se corta a tacos.

Habla Francisco de una propuesta futbolística para enganchar a la afición. Se está en ello pero no se ha conseguido todavía y en algunos planos he visto a jugadores del Almería levantando los brazos mirando a la grada en demanda de apoyo y ánimo.

Al fútbol hay que ir a divertirse y participar. Todas las emociones que se dan en un partido de fútbol son experiencias irrepetíbles. Vamos a ir al campo a vivir la Primera División. Vamos a encender el Mediterráneo en cada corner y aplaudir todos al equipo cuando marque el rival con más fuerza que nunca.

Tenemos un campo lejano pero una afición caliente que espera una señal para participar de la fiesta. No se quien debe encender a quien. Da igual si no lo hace el equipo que lo hagan los aficionados. Hay que gozar cada partido de Primera y pelear el tesoro de la victoria porque solo ella te da tres puntos.

Si la permanencia está en 13 triunfos y unos cuentos empates vamos a conseguirlo entre todos en casa que sabe mejor.