El camino de la permanencia no ha sido un camino de rosas sino todo lo contrario. Ha tocado sufrir de lo lindo y casi hasta el último segundo del último partido. Pero es de esas veces en las que el sufrimiento obtiene recompensa y la familia rojiblanca la ha tenido.
Los dos últimos partidos jugados por el Almería en el Estadio Mediterráneo han sido dos demostraciones de lujo de la grandeza del fútbol. Con todo casi perdido ante el Betis y en inferioridad los de Francisco lograron tres puntos vitales en el último minuto. La grada del coliseo rojiblanco fue una gran fiesta, saltos, lágrimas de alegría y la convicción de que la salvación era posible fueron las sensaciones positivas de una mañana de gran gozo.

La tensión estalla Ayer la historia era diferente, con el objetivo más cerca que nunca el mal uso de las matemáticas daban unas probabilidades de descenso muy lejos de las reales. Y la mejor muestra es que ninguno de los resultados de los equipos rivales ayudó y el Almería tuvo que salvarse por méritos propios al conseguir su tercera igualada frente al Athletic en campo propio.
Cuando Estrada señaló el final sin dejar que se lanzara un córner, la afición estalló, el sufrimiento y la tensión acumulada dieron paso a una gran fiesta que acabó con el homenaje a los profesionales que han hecho posible la hazaña.

El futuro Como ya anuncio La Voz la intención del presidente era la de ofrecer a Francisco su renovación si el equipo se mantenía y, posiblemente, si hubiera descendido. Como la temporada de Francisco ha terminado en éxito y con el deber cumplido, la afición estima que es justo y necesario que siga. Las partes tendrán que sentarse a dialogar y pactar condiciones de todo tipo, pero todo apunta a que seguirá en el banquillo rojiblanco.