Un ángel como persona y futbolista. Trujillo lo ha pasado mal, muy mal desde que Francisco le comunicó que no iba a viajar al Estadio Santiago Bernabéu la semana pasada para jugar, tal vez, el partido de su vida: ante el Real Madrid. Él era del Atlético de Madrid de pequeño (¡ahora es del Almería!), por lo que jugar en el Coliseum madridista contra el Real Madrid y como jugador del Almería, tenía mucho picante para él, pero no pudo ser. Ángel Trujillo no vio la tarjeta amarilla contra Osasuna en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, por lo que seguía con cuatro, o sea, a una de la sanción. Había que ir al Bernabéu y Francisco le dijo que mejor que descansara porque el central del Almería había jugado todos los minutos en las 32 jornadas de Liga que se habían celebrado en Primera División. Trujillo es grande, muy grande.
El domingo fue uno de los primeros al salir al campo Anexo del Estadio de los Juegos Mediterráneos para entrenar y fue abrazando a sus compañeros para animarlos porque hay por delante cinco finales y la permanencia es posible, ya que el Almería tiene 30 puntos y quedan 15 puntos en juego. ¡Sí se puede!, como canta la afición.
Trujillo tiene los cinco sentidos en el partido del domingo ante el Celta, donde volverá a ser titular. Tiene cuatro amarillas, pero se dejará, como siempre, la vida por el escudo del Almería.