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Los almerienses ya no vamos a Granada para ser bautizados

Hoy los padres tienen mayor poder económico y se marchan a Madrid

El ya desaparecido Estadio de Los Cármenes a finales de los 90.

El ya desaparecido Estadio de Los Cármenes a finales de los 90.

Tony Fernández
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Las nuevas generaciones de almerienses ya no tienen que subirse tres horas y media en un Seat 600 de Antoñico el barbero para ver al Real Madrid en Los Cármenes. Hoy miles de niños de Almería han tenido su bautismo blanco en el mismísimo Chamartín con vuelo de menos de una hora y noche de hotel.
Antes, los niños de los cincuenta y sesenta teníamos que esperar al calendario, romper hucha de barro que nos compraron en el mercado central y acompañados de nuestro padre al volante y el amigo y esposa de acompañantes poner rumbo a Guadix para echar gasolina y estirar las piernas.
Esta historia es común y solo cambia la época del año. A mí me tocó en abril en día caluroso y en un seat 600 de estreno que había comprado Antoñico el Barbero de la Peluquería que estaba junto al bar Los Claveles. Era como de la familia y mi padre, conductor de profesión, le hizo los roces al Seat por la cuesta de Gergal y los llanos de Guadix.
Salimos a las 6 de la mañna y pasamos la jornada viendo la ciudad porque el partido era a las 6 de la tarde y aquel Real Madrid de 1966 implicaba ir a la reventa. Las entradas a 600 pesetas en el mercado negro. O no tan negro, en la misma puerta de la Cárcel de Granada, tapia con tapia con el fondo norte de Los Cármenes.
Acostumbrados al tarquín, ver un terreno de juego de trébol recién cortado era mayor espectáculo que lo que luego nos ofrecieron los equipos. Me acuerdo de aquella alineación de carrerilla, miren: Betancort, Calpe, De Felipe, Sanchís, Pirri, Zoco, Amancio, Serena, Miguel Pérez, Velázquez y Gento. El partido acabó 0 a 0 gracias a los paradones de Nito que jugaba con Tinas, Barrenechea, Lorenzo...
Mucho calor y todos de pie en la grada de General. Agotados volvimos para Almería bautizados como aficionados de Primera División y deseando tener un campo como Los Cármenes y un fútbol de máximo nivel.
Bajamos por la costa para ver a la familia en Motril y vuelta a casa. Tenía 8 años. estudiaba en el Virgen del Mar de la Calle de Granada y cada domingo al Estadio de La Falange para ver a un Almería de Tercera. Recuerdo que el martes me mandó mi padre a comprar el AS y el Marca por si salíamos en alguna foto.


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