Un “bucle” es una secuencia de instrucciones que se repite mientras se cumpla una condición prescrita. Son ya muchos partidos en los que al Almería se le viene abajo, todo el buen hacer, en los ultimos minutos del encuentro; en todos ha ido con un resultado ventajoso y de pronto, sin saber por qué, aparece el bucle maldito y nos deja con cara de tontos y renegando de la suerte. Empezó con el Villarreal, luego en Getafe, después con el Elche, con el Levante y más tarde en Sevilla; no hace falta recordar cada uno, todos los tenemos presentes, malas decisiones tácticas, malas decisiones  de jugadores e incluso del árbitro, nos llevaron a los últimos minutos de cada uno en los que…podía no haber ocurrido nada pero ocurrió; entonces, en cada partido, cuando llegan esos minutos finales, se presenta el “bucle” y nos subimos en él.

Y ponemos en entredicho la preparación física, no por dios, el equipo hace un derroche de condición en cada partido; el amigo Javi Reyes es un profesional que los tiene perfectos, no!! El problema es “el miedo” “…ese trepidar de la mente ante un mal real o imaginario” que aparece cuando el bucle empieza a despertarse allá por el minuto ochenta. Ese miedo se apodera de su mente, el jugador empieza a dudar, se le nubla el discernimiento y termina, como un trapo, arrojando la toalla.

No voy a analizar aquí, tácticamente, lo que han sido los partidos, sería muy extenso, lo que sí quiero dejar bien claro, es que el Almería tiene la misma actitud que cuando los entrenaba Emery, hace el mejor juego que se ha visto nunca, fruto de poseer muy buenos conceptos apoyados en buenos fundamentos tácticos. No es eso suficiente? O no tiene valor que sin haber ganado aún, la afición aplauda al equipo cada final de partido? …Es porque les gusta lo que están viendo!!
De mis letras se deduce que aplaudo la decisión de la directiva de apostar por un “jasp” (joven aunque sobradamente preparado), aún sabiendo que la experiencia hay que ganarla compitiendo.

El fin de este artículo es para invitar a la afición a que, cuando llegue ese momento en que se despierta el bucle, demos, con nuestro ánimo, “valor” al equipo para derrotarlo y que no vuelva a aparecer por nuestro campo.