El Almería tenía que hacer frente a un complicado encuentro en Montilivi y lo solventó con autoridad y, sobre todo, poniendo a contribución de su juego la inteligencia y la paciencia. Como era de esperar el equipo local salió a avasallar a los almerienses. Del ocultismo de Gerona salió que ninguno de los tres pilares del equipo: Moisés Hurtado en el eje de la defensa, Jandro en la media punta y Acuña como referencia de ataque, saltara al bien cuidado césped de Montilivi para hacer frente al Almería. Rubí optó por un equipo mucho más conservador de lo que se podía esperar, con el objetivo de no encajar ningún gol en su campo.
El Almería jugó con los de siempre, pero con la lección bien aprendida para no verse sorprendido en los primeros compases. Es verdad que durante la primera media hora el dominio fue local, debido a la presión asfixiante que sus jugadores ejercieron sobre la sala de máquinas rojiblanca, pero no dispararon ni una sola vez sobre la meta almeriense  y en todo el primer tiempo un sólo disparo flojo de Bordás que paró Esteban. Poco a poco el campo fue cambiando su inclinación y Richy tuvo que salvar en la línea de gol una magistral jugada de Soriano, con Becerra batido.

Siempre Charles El Almería se fue al descanso con la sensación de que el partido ya estaba maduro. Tras la reanudación el equipo de Gracia ofrece su mejor versión. El gol de Charles es digno de ser exhibido en las escuelas de fútbol. como ejemplo positivo de como hacer gol en un contragolpe con sólo tres toques; y negativo de como no se debe posicionar un equipo cuando lanza un córner.
Los almerienses controlan la situación sin agobios y cuando los locales sacan a Acuña el banquillo rojiblanco reacciona con prontitud y acierto dando entrada a Álvaro Mejía para ayudar a Verza y a los centrales en las labores de contención.

El penalti Los locales se encontraron una jugada que pudo cambiar el partido a su favor. Manos de Gunino dentro del área castigadas con penalti. Lanza Felipe Sanchón al centro y salva Esteban con el pie y Christian el rechace.
A partir de este momento una máquina perfectamente engrasada para el contragolpe siembra el pánico en Montilivi y sólo a las intervenciones de su portero Becerra, sobre todo en dos remates a bocajarro de Charles y Christian y a la mala fortuna en el remate de Carlos Calvo. deben que la derrota no fuese más severa. Por parte rojiblanca el partido termina con la sensación positiva de la victoria, pero con la ligeramente negativa de haber tenido la oportunidad de liquidar la final y no haberlo hecho.
En definitiva un partido en el que el Almería supo guardar la ropa y nadar y un triunfo con sabor a primera q