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Puerta grande para Kalu

El Almería cree de verdad para salvarse

Carlos Miralles
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Así se ganan los partidos en Segunda. A veces no hace falta avasallar al rival para sumar, ni siquiera disponer de la famosa posesión durante los noventa minutos. Un gol es suficiente si sabe conservar. El Almería no fue mejor, pero tampoco inferior, al Nástic, y a diferencia de lo que viene sucediendo esta temporada, el equipo supo llevarse la victoria cuando el empate llamaba a la puerta de ambos conjuntos. Todo gracias al trabajo colectivo y al tanto de Kalu Uche.


Es la tónica que define lo ocurrido en el Nou Estadi. Los rojiblancos empezaron avisando a Reina con un lanzamiento de Uche que se estrelló en el cuerpo del meta local. El Nástic, abusando más del juego directo que de la combinación, trataba de buscar a Barreiro y Emaná, casi siempre sin éxito. Al descanso, empate sin goles y a seguir. A la vuelta de vestuarios, otro aviso de Uche, con un disparo que se fue al poste izquierdo de la portería rojilla.
A partir de ahí el Nástic apretó, aunque siempre se topó con una defensa ordenada y bien capitaneada por Ximo y Morcillo, éste último titular después de cuatro jornadas sin disputar ni un minuto.


En el minuto 71, tras un saque de esquina despejado por la defensa del Nástic, Kalu Uche ganó el balón en la frontal, cedió a Motta y éste abrió a la izquierda para Fidel. El onubense centró al segundo palo, Joaquín vio a Uche y el delantero no perdonó en boca de gol para hacer de cabeza el único tanto del partido.
Fue el premio a la constancia y al acierto. El Almería cree en cada movimiento, en cada jugada que desarrolla desde que llegó Ramis, algo que no ocurría meses atrás. Ni se desordena ni deja a su rival meterse en la pomada. De hecho, a raíz del gol de Uche, curiosamente en la jugada previa a ser sustituido por Corona, el Nástic nunca volvió a tener un ritmo fuido de fútbol gracias a un Almería serio y concentrado.


Los titulares se los lleva Uche por el 0-1, y es que el nigeriano llegó con el mercado de invierno cerrado para marcar goles importantes como el de Tarragona, pero no se puede pasar por alto las dos intervenciones de Casto Espinosa en la segunda mitad. Juan Muñiz probó al cancerbero rojiblanco en una falta directa, pero el extremo también era un muro.
La permanencia sigue estando a un punto, aunque el Almería ahora tiene fe ciega en lo que hace. Dos victorias consecutivas abren un abanico de ilusiones en futbolistas y aficionados. Subido el primer escalón, toca llegar a la cima, que es volver a vencer el domingo al Zaragoza.


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