El Almería pasa del cinco al tres...
... Y no suma nada en Tenerife

Borja Fernández.
Ha habido desplazamientos en los que la actitud de algunos futbolistas ha dejado mucho que desear. Afortunadamente este no es caso del encuentro del pasado domingo en el que todos los jugadores que vistieron la elástica rojiblanca disputaron cada balón como si en ello les fuera la vida.
La derrota no tuvo su origen y fundamento en la falta de ganas, sino en las carencias del equipo. Carencias tácticas: No saben a los que juegan. Carencias estratégicas: Son incapaces de ofrecer soluciones positivas a las jugadas a balón parado. Con la pólvora mojada: La falta de un goleador o de un delantero centro con capacidad para pelear con los centrales rivales y de hacer más de diez tantos por campaña.
Con acertado criterio Fernando Soriano trató de poner salvar el partido ante el Tenerife manteniendo su meta a cero. Por eso salió con defensa de cinco, su problema es que el llegó al partido sin la aprenderse la lección de cómo sacar partido jugando con tres centrales y a la primera de cambio ya se vio por debajo en el marcador.
Llegado al descanso y con el marcador en contra se quedaba en la caseta Sereno, que ni había estado acertado ni se entendió con sus compañeros, para pasar a la habitual defensa de cuatro con la entrada de Fidel.
Si en la primera mitad el dominio y el control fue de los locales, los almerienses dieron un paso al frente y tomaron la iniciativa, pero sin gol.
Entonces, en un intento desesperado, el equipo pasó a defensa de tres por la salida de Morcillo y la entrada de Javi Álamo. El Almería pasó de la defensa de cinco a una tres para, como siempre, perder.
Cuando el Almería domina no lo refleja en el marcador, los rivales sí.