Detecto ese topicazo que advierte que estos no son tiempos para la lírica. Como ahora todos los ministros farbullan de economía quizá se piensa que lo primero es lo primero. El arte, la imaginación, el paso del tiempo, la vecindad de la muerte, la guerra, la existencia desgraciada de mujeres y niños son cuestiones secundarias ante la prima de riesgo. En fin que la cultura parece que ha pasado al trastero y para colmo se nos murió Joaquín Pérez Siquier. No hablaré de él, ya lo hicieron otros: mi intención es llamar la atención a la pata la llana sobre lo pobres que nos vamos quedando. Tan pobres, sentenció Machado, que ya no tenemos ni lágrimas para llorar. ¿Oyeron ustedes a nuestro Presidente del Gobierno hablar alguna vez de cultura? No interesa. No hay tiempo. No pueden abdicar de sus responsabilidades A lo sumo un poquito de toros y, como es innegable que está la cosa achuchada, pues en verdad ni pan ni toros, que era el divertimento cañí de aquella España de Merimée. Pero si la política del PP vuelve adonde solía, más triste aún es ver a la izquierda acongojada, llorando por las esquinas y diciéndose por lo bajini que tampoco hay coyuntura para la revolución. A veces pienso que el programa socialista se lo ha apropiado la derecha, porque conforme se suceden los triunfos del partido conservador, la gente comienza a convencerse de que Rajoy nos llevará al pleno empleo, aumentará las libertades conseguidas con tanto esfuerzo por la izquierda. La gente, que suele ser algo masoca, no se asusta porque le digan que este año será un calvario y que probablemente el siguiente resultará todavía peor. La gente, en fin, cree a pie juntillas que los grandes bancos, los especuladores, la Merkel, las empresas sin beneficios y demás instituciones benéficas, nos sacarán del abismo ya que ellos saben bien cómo nos metieron en ello. Como dijo Voltaire: si vivimos en el mejor de los mundos posibles ¿cómo serán los otros? Ahí tienen ustedes a Javier Arenas, con la ayuda coral de todos sus ayudantes, repitiendo todos los días que lo primero para su política andaluza será el empleo. Esto sin perjuicio de que el despido sea ya casi libre y que el amo te pueda poner de patitas en la calle al menor respiro como en la España feudal. Oye, pues ni aún así se inmutan los intelectuales de izquierda.