Estoy seguro de que muchos de nuestros gobernantes han leído las Cartas finlandesas de Ángel Ganivet. En esta obra se encuentra la idea, tantas veces repetida, de que: «un pueblo culto es un pueblo libre; un pueblo salvaje es un pueblo esclavo, y un pueblo instruido a la ligera, a paso de carga, es un pueblo ingobernable». Creemos que la gran asignatura que habrán de aprobar nuestros gobiernos, una vez que consigamos superar la crisis actual, es la hacer del pueblo español un pueblo más culto.

El escaso interés por el tema cultural mostrado por los sucesivos gobiernos se puede ver reflejado, a modo de ejemplo, en los “Debates en torno al estado de la nación” (a partir de ahora, DEN). Implantados por Felipe González, en 1983, los DEN se celebran anualmente, exceptuados los años de elecciones. Según dijo su instaurador (presidente por entonces del gobierno español) era una experiencia nueva, que habría que repetir en años posteriores. Y así se ha venido haciendo hasta nuestros días.

Nuevas corrientes de los estudios lingüísticos están permitiendo el análisis de dichos debates: sus estructuras internas, las formas de conexión, más o menos acertadas, entre sus secuencias, los mecanismos para conseguir el aplauso u otras estrategias oratorias empleadas por quienes los elaboran. Pero no es de nada de esto de lo que quisiéramos escribir aquí, sino de algo más liviano, simple curiosidad: las escasas referencias que hicieron nuestros políticos en sus intervenciones al tema cultural. Nos vamos a ceñir a los discursos iniciales de los presidentes y de los líderes de la oposición emitidos en el presente siglo; fueron pronunciados por Aznar (2001, 2002 y 2003) y Zapatero (2005, 2006, 2007, 2009, 2010 y 2011) como presidentes, y por Zapatero (2001, 2002 y 2003) y por Rajoy (2005, 2006, 2007, 2009, 2010 y 2011), como líderes de la oposición. En total: dieciocho, de una hora, aproximadamente, cada uno.

Hay tres datos, a priori, que nos llamaron especialmente la atención: a) de los tres discursos de Aznar, solo en uno, el de 2001, se alude al tema cultural; b) Zapatero, que ha sido quien más ha tratado la cuestión cultural en los DEN, no volvió a mencionar tal cuestión desde 2007 (o sea, ni en 2009, 2010 y 2011), y c), quien hoy es el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no se interesó por contenido cultural alguno en sus seis años de oposición.

En las nueve intervenciones de los líderes de derechas, solo Aznar, en una ocasión (2001) dedica un minuto de su tiempo a la cultura. En dicho minuto, defiende la necesidad de que la sociedad se implique más en el fomento de este bien. Para ello, promete que su gobierno va a remitir próximamente al Congreso sendos proyectos de ley de fundaciones y de mecenazgo. Tema sin duda interesante, aunque escaso si pensamos que fue su única alusión en tres años. En ese mismo debate, 2001, Rodríguez Zapatero, en su primera intervención como líder de la Oposición, en la segunda parte de su discurso –al hablar de los valores cívicos de una democracia- proclama que, desde su perspectiva ideológica, «el primer valor que hay que defender en nuestro país es la cultura, a la que usted, Sr. Aznar, no ha hecho referencia alguna en su discurso». Para el líder socialista son preocupantes los datos del número de personas que acude a los conciertos de música clásica, al teatro o que lee libros. Es obligatorio, por tanto, un impulso de adhesión al saber mucho mayor. El gobierno, termina diciendo, «tiene la obligación de recorrer un camino serio y sólido para defender la cultura».

Rodríguez Zapatero, que termina su intervención ese año con cuatro grandes propuestas, dedica la última a la acción cultural, más concretamente de esta manera: Y la última propuesta, señorías, una propuesta que tiene que ver con valores, con la cultura, con la idea de España, con el proyecto de España, con la posición de España. Como es conocido, en el año 2005 se cumplirá el 400 aniversario de la aparición del personaje más insigne de nuestra cultura, que es el Quijote. Es una magnífica oportunidad […]. L